28/8/11

El alcalde de Alcorcón y la propiedad

En un comentario a su propio blog el comunicador-alcalde-diputado don David Pérez contesta, entre otras cosas, a otro comentarista, autodenominado propietario ES, a propósito de que, por lo visto, al alcalde no le gusta el seudónimo de su comunicante, algo así como si le hiciera ascos a 'la propiedad', como si le pareciera materialista, otra cosa sería si se llamara Solidario, añade don David, entonces "pues ya sí [... le interesaría] la visión de la vida" —cursiva mía— que tuviera su comunicante, pero llamándose propietario... Pero bien, contesta don David, decía, que: "Poseer no da la felicidad ni la dignidad, sino el ser". O séase que poseer da el ser.
            Ya sé que nuestro alcalde se ha debido de hacer la p... ropiedad un lío con la gramática, con la c. adversativa, pero mucho me temo que ha sido por lapsus, en el sentido estricto del término, es decir en el sentido de que en el error de la expresión ha revelado lo que realmente piensa respecto a la propiedad: que en ésta está el ser de un hombre; nada extraordinario por otra parte en quien es un elemento destacado de la derecha —destacada será una persona que es alcalde de una ciudad de 167.000 habitantes, diputado autonómico y hasta hace poco portavoz de su partido en la asamblea regional: al menos un militante de base no se puede decir que sea—.
            Pero lo curioso del lapsus es que don David, diciendo lo contrario de lo que quería decir, dice verdad, porque verdad es que la propiedad es el ser, algo que ya se barruntaba y temía el pacífico Jesús de Nazaret cuando soltó aquello de (Mat. 6, 21): "Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón".

25/8/11

Don David y don Pedro (de Alcorcón)

Ayer 24 de agosto publicaba en su blog don David Pérez, alcalde de Alcorcón, además de ínclito comunicador y diputado regional, el siguiente artículo, con el título, ya risible de por sí, de Por dignidad, dejen al menos la muerte al margen de su propaganda:

«Qué mal lo tienen que ver en el PSOE cuando tienen que salir con la "muerte digna", una propuesta paradójica que define los últimos momentos de un PSOE que no solo pretende decirnos cómo debemos vivir sino también cómo debemos morir. Que pretende dictar qué deben pensar nuestros hijos y en qué consiste la dignidad de la muerte según su sectaria visión materialista. La dignidad de la muerte la ponemos cada uno, no nos la otorga el PSOE. Si hablamos de mitigar el dolor ahí es donde debe profundizarse con más y mejores cuidados paliativos como ha hecho de forma ejemplar la Comunidad de Madrid, pero no utilizar incluso este tema como pancarta electoral. Por favor, señores socialistas, respeten al menos nuestro último momento. Por dignidad.»

A mi vez, le he enviado hoy el siguiente comentario al que, de momento al menos, no ha respondido ni creo que lo haga porque me ha parecido notar que desde que es alcalde no contesta a comentarios, tal vez pensando que, dado su cargo, es mejor tirar la piedra y esconder la mano. (Véase postdata).

«No es cuestión de perder mucho tiempo, señor comentador-alcalde-diputado, comentando exhaustivamente su artículo tan gracioso. Sólo un par de apuntes:

1. "La dignidad de la muerte la ponemos cada uno". Pues por eso. Lo que se pretende es conceder un derecho, no establecer una obligación de cómo debemos morir. ¿Pero cómo es posible que crea o pretenda hacer que cree semejante disparate?

2. El catolicismo —hecho ideología política en el nacionalcatolicismo, que usted parece profesar— es el que pretende, urbi et orbi, cómo se debe vivir y cómo se debe morir, traicionando, desde por lo menos los tiempos del emperador Constantino, alinéandose con el poder, hasta con vesánicas dictaduras, apeteciendo y reclamando la constricción de las leyes a favor de su doctrina, el precepto de Jesús: "Dad al César [...]”.

Adiós.»


P. S. Ha habido, por cierto, a propósito de esto un caso curioso. Es el del muy conocido en Alcorcón bloguero don Pedro Moreno, muy fiel colaborador del entonces candidato a la alcaldía, quien tras las elecciones ha ganado el cargo, sin duda por méritos propios, de director de no sé qué. Este señor tenía un blog titulado El blog de Pedro, en el que con artículos bastante sectarios se dedicó a darle cera al candidato y leña a Cascallana y a todo quisque que le pareciera que le pudiera quitar votos a quien luego se ha convertido en su jefe. ¿No les decía yo que tenía mérito?
            He dicho que "tenía" un blog, pero no sé si lo he dicho bien porque tal blog, el mismo por supuesto, sigue existiendo aunque ahora firmado por una tal Lorena, pensando don Pedro, quizás, que no estaría bien que siguiera firmando en un blog debido al cargo que ahora ocupa. También ha cambiado el avatar, y en donde antes aparecían don Pedro y don David abrazados, ahora sale el escudo de Alcorcón. ¿Será por ventura la épica pareja la fundadora de un nuevo Alcorcón? En fin, un caso de transformismo, podríamos decir... bloguero-político. ¡Enhorabue-na, don Pedro!

21/8/11

Pobre iglesia, ¡El circo Ratzinger ha llegado a esta ciudad! o Colar el mosquito y tragarse el camello

Se han centrado estos días de estancia de Benedicto XVI los críticos de la visita en el asunto del dinero, en la queja de que se haya pagado con dinero público, que le llaman, con la correspondiente negativa, debida y puntualmente recogida por los medios, de autoridades por doquier: civiles —ministros incluidos—, eclesiales y militares, de que haya sido así, con juego de conceptos incluido, como, por ejemplo, el de la ínclita concejal del Ayuntamiento madrileño doña Ana Botella, quien aseguró que los fastos —lo de los "fastos", claro, no lo dijo ella, lo digo yo— no había tenido coste monetario ninguno (cursiva mía). Todo esto, el que no haya costado ni un céntimo al erario público, no hay dios que se lo crea, y nunca mejor dicho. Adornarán como quieran, manipularán los conceptos, las palabras y las cifras como les dé la gana para no pasar por mentirosos, pero que todo esto, de una forma o de otra nos ha costado a todos una pasta... no creo que pueda haber dudas. Ahora bien, el coste de la función circense ratzigeriana sería sólo un añadido de lo que anualmente el estado le da a la iglesia a través de los presupuestos.
            Pero, siendo la cuestión del gasto pagado con dinero público escandalosa —además de otros escándalos colaterales como el de la pleitesía rendida al Pontífice por las autoridades gubernamentales y similares; o como el de la represión policial, franquista, contra manifestantes antiPapa; o como el de la ocupación y trastorno de una ciudad sólo porque el circo de estética filofascista de los peregrinos (de lujo) ha llegado a ella; o como la vergonzosa, por extensa y exhaustiva, cobertura del evento por parte de la televisión nacional; y en fin, de alguno más que es muy probable que se me olvide. Siendo, como decía, escandalosa la cuestión dineraria, lo más escandaloso, sobre todo para un cristiano, pero que, sin embargo, más desapercibido ha pasado, ha sido la necesidad publicitaria de su fe que muestra la iglesia con estos circos propagandísticos. Debería bastarles la fe en la verdad de lo que predican. Pero no, necesitan de la propaganda ahora más que nunca que se les van vaciando los templos y, sobre todo, los seminarios. Ahora que pasaron los tiempos de la imposición de la fe a sangre y fuego, y que tampoco les basta con influir en la fuerza constrictiva de las leyes que pretenden a su favor y con sus criterios, ahora tienen que recurrir al más puro ejercicio de mercaderes por medio de espectáculos publicitarios como el que ya termina, necesidad de espectáculos que ya vió venir Wojtyla, y que el actual sedicente sucesor de Pedro ha continuado. Y lo peor de este ejercicio de mercadería como necesidad de la fe católica es que ha quedado oculto por la polémica a que hacía referencia al principio, el del coste de la monada de las juventudes ratzingerianas. Ha debido Ratzinger felicitarse y regocijarse interiormente porque el escándalo de la necesidad de propaganda quedara oculto por el escándalo del dinero. En fin, ¡pobre iglesia!, tan necesitada de espectáculos de masas para mantener su fe.

P. S. ¡Dios qué empacho de papa! Desde donde vivo, debe de haber por lo menos cuatro kms. hasta Cuatro Vientos, se oye muchos ratos, desde más o menos las ocho y media, supongo que según la dirección del viento, la función, o su ensayo no sé, de hoy, además de los vigilantes helicópteros que pasan de vez en cuando. Y todo esta matraca papal para que le salgan una docena de vocaciones, una mínima parte de países europeos, y unos cuantos fieles se tomen en serio la confesión. Repito: ¡Pobre iglesia, lo que tiene que hacer para conservar el rebaño!

18/8/11

Reflexiones (algo) gibelinas

1. Don David Pérez, alcalde de Alcorcón a la vez que diputado regional, tiene la desfachatez en un artículo (¿?) de su blog de hoy jueves 18 (el título del presunto artículo ya de por sí se las trae: Intolerancia y violencia laicista. Léalo si se atreve. Pero, fíjese no más: un católico hablando de intolerancia) de seleccionar una serie de comentarios de alguna red social que le sirven ad hoc para descalificar... ¿a los laicos? ¿a quienes puedan representar una amenaza para su credo popular-neoliberal-católico? Ante un comentario crítico mío le ha salido una asistenta-monaguilla, quien debe de pretender que lo que dice va Amisa (sic). Me dice cosas como que no dé yo lecciones (estrepetida la tal, seguramente, porque le hice ver, de pasada, que no se escribe 'haber' cuando se trata del verbo 'ver' —ej.: a ver si nos aclaramos, preposición y verbo, y no: *haber si nos aclaramos—. Pero es que lecciones, sobre todo morales, quienes sí parecen darlas son la tal Amisa, el alcalde de Alcorcón y diputado... y el Papa, con poca fortuna en los tres casos, creo yo.

2. No es una reflexión mía, pero es que la he leído picoteando en blogs, sin poder recordar donde, y me ha encantado, y por eso la copio: «La Iglesia es un imperio de baja intensidad». Excelente definición.

3. ¿No os da repelús el circo güelfo de estos días? Circo que revela el grado de debilidad a que ha llegado la Iglesia —que ve cómo disminuye su grey día tras día—, necesitada como nunca de semejantes ejercicios de propaganda.

P. S. Transcribo íntegro el comentario citado y una postdata al mismo que le envié a don David a su blog.

«La táctica de esta entrada, don David Pérez, de seleccionar comentarios ad hoc 'para la causa' popular-neoliberal (tergiversar, manipular, cortar por lo sano donde interese, callar lo que perjudique, decir medias verdades, todo esto "sin complejos" —¿sin escrúpulos?—, como dijo en una memorable ocasión el presidente de honor de su partido) no es nueva en usted ni mucho menos: basta con darse una vuelta por sus escritos para, sin necesidad de mirar con lupa, percatarse de que es lo habitual en usted. Esta forma de actuar, estas triquiñuelas de (mal, o buen, según se mire) comunicador, aun siendo grave, pero podría llegar incluso a resultar cómica y hasta hilarante —yo me he reído a veces con sus cosas, fíjese— en cualquier persona del común, en usted, con cargos institucionales tan relevantes como diputado en la asamblea regional y alcalde de una ciudad, no precisamente pequeña, como Alcorcón, esa forma de actuar, digo, es vergonzosa. ¿Nos toma por idiotas o como es la cosa? ¿Le parece a usted decente dar por buena cualquier práctica que aproveche al convento.

Y la postdata:

«No tengo por qué dar (le) explicaciones y, por tanto, no tengo por qué decir que me parecen, también, indecentes, los comentarios seleccionados o, en todo caso, yo no los suscribo. Pero lo digo porque tampoco quiero que en una de sus habituales comunicaciones, señor comunicador-alcalde, usted haga uno de sus comentarios habituales basándose, supuestamente, en que comulgo con dichos comentarios. Adiós.»

19/6/11

La otra pata

Trata hoy Javier Marías en su artículo semanal —Recuerden que no somos máquinas— el asunto de la sobrexplotación de los trabajadores en general, entendido el genitivo 'de los' como genitivo objetivo, claro está, —largas jornadas, para quienes tienen trabajo— y de los deportistas e incluso escritores —él respira por la herida— en particular. Los deportistas, jugando sin descanso este o el otro torneo, y los escritores —él al menos, deduzco—, a quienes apenas si han terminado de publicar un libro y ya les están preguntando sobre su próximo proyecto.
            Pero echo en falta en el artículo de Marías —en términos generales estoy de acuerdo con él— la crítica de lo que pudiéramos llamar la otra pata de la tenaza de la explotación: el consumo. En efecto, al fenómeno de la explotación del trabajador en la producción de inutilidades le corresponde el del consumo de esas inutilidades, promocionadas con la apabullante, y a su vez, explotadora publicidad.
            Veo con asombro, ateniéndome al aspecto de lo deportivo, cómo hay masas de individuos —valga, dicho sea de paso, la redundancia entre 'masa' e 'individuo'— que consumen partidos y encuentros deportivos por televisión sin cuento: yo, que no soy aficionado a ningún deporte, siempre que veo, sin poderlo evitar, que están echando por la televisión un partido de tenis, por ejemplo, entro en la sospecha de que es el mismo de ayer o de hace un año o de hace... y que están jugando el mismo partido desde que se inventó tal juego.
            También me asombra, por tratar el otro tema de J. M. en su comentario, que se puedan leer —consumir— tantos libros como se publican, y sospecho que una gran parte de la que se compra se queda sin leer.
            Ni que decir tiene que, por regla general, cada ciudadano es víctima de una doble explotación: como productor, por necesidad, muchas veces de chorradas, y consumidor espoleado en una gran parte por la publicidad.
            Por cierto, por si no lo he escrito ya suficientes veces:


¡MUERA la PUBLICIDAD!

18/6/11

Me mondo, lirondo

Revista de prensa


15/6/11

Terrazas de veladores en Alcorcón: el Psoe le deja hecho el trabajo sucio al Pp

15/06/11 19:03

Veamos en qué consisten estos trabajos sucios que el hasta ahora gobierno del Psoe de Alcorcón le ha dejado hechos al nuevo gobierno del Pp.

1. En el 2011, el Ayuntamiento, con el acuerdo del partido único opositor (Pp), aumentó las tasas por terrazas, un aumento, por otra parte, cuyos nuevos importes por mesa los bares habrían amortizado con los 10 ó 15 primeros clientes de la temporada que la ocuparan. Saldrían a algo más de 15 € por barba, lo cual, teniendo en cuenta los estacazos que suelen pegar en las terrazas —en muchas ocasiones, en verano, instaladas en aceras que echan fuego y bebidas que están calientes a los 5 segundos de servidas—, no me parece que tenga que consumir mucho cada uno. Pero es que, además, la subida de tasas los bares la repercutirían en los precios... sin menoscabo de la clientela, la cual, lo más habitual es que consista en personas que pagan lo que les pidan por una cerveza sólo por sentarse en una terraza, y hasta sospecho que cuanto más les pidan más satisfechos se quedan.
Pues bien, apenas habían entrado en vigor los nuevos precios, el Ayuntamiento los bajó, por unanimidad también, como los había subido, sólo que en esta ocasión, y según se vanaglorió el entonces candidato por el Upyd al Ayuntamiento, a iniciativa de este partido que no tenía entonces ningún concejal. ¡Qué monstruos los transversales!

2. Esta temporada se está viendo claramente cómo han aumentado las terrazas: bares que hasta ahora no las habían instalado lo han hecho este año por primera vez, y otros muchos que en años anteriores lo habían hecho han aumentado el número de mesas, supongo que sin muchas exigencias y rigor por parte del hasta ahora Ayuntamiento del Psoe —con una concejal de la IU en el gobierno—: "¿usted cuántas mesas quiere?"; "n, señor concejal"; "pues, venga, pase por ventanilla, pague las tasas que le señalen y ponga sus mesas"; "pero... ¡ejem!, señor concejal, ¿ni una más?"; "hoombreee... no vamos a ser tan estrictos: y, además, buen hostelero, ¿quien se va a enterar?, los vecinos no, desde luego, porque la licencia no se va exponer". El honrado hostelero hace lo que le han dicho y el concejal se queda murmurando: "y si algún vecino piensa de que se está infringiendo la ordenanza, que llame a la policía —¡que no vamos a inspeccionar de oficio!—, que levantará acta y se estudiará el caso... o no".

3. El año pasado se veía alguna que otra licencia expuesta —"visible desde el exterior", como establece la ordenanza—, bien es verdad que sin ajustarse la misma a los requisitos de la ordenanza, pero algo era. Este año, ni una: manga ancha, "así evitamos [concejal de antes] reclamaciones por parte de los sufridores vecinos, y si alguno tiene algo que decir que llame a la policía que nosotros no vamos etc. De paso, quizás así consigamos que el ciudadano interiorice la función policial".

4. Por último, aunque no es nada difícil que las cosas puedan empeorar con el nuevo y liberal gobierno, los bares de copas, que hasta ahora yo tenía entendido que eran incompatibles con las terrazas de veladores, esta temporada están instalando terrazas.

Y todo esto ¿para qué? Pues creo que para, cediendo al lobby hostelero, en nombre de la cultura de las terrazas, o séase del ruido y del botellón legal, arañar un puñado de votos en las últimas elecciones, puñado de votos que, en todo caso, no les sirvieron para evitar la apabullante victoria del Pp. ¿Y qué harán los nuevos? Yo creo que aprovecharse del desmadre de las terrazas sin atreverse a poner a los hosteleros en su sitio —¡y atentar contra su libertad!— y obligar a respetar los derechos de los vecinos, derechos tales como la tranquilidad en sus casas o el libre acceso a ellas sin tener que escurrirse, como un lenguado, entre las filas de mesas.

7/6/11

¡Ciclistas del 15-M, reivindicad!

Ayer entraron en un supermecado unos cuantos jóvenes pertenecientes (¿?), según creo que se declararon, al 15-M, quienes, cargados ellos de razón y tras cargar los carros de la compra —y nunca peor dicho lo de 'compra'— con los artículos que llevaban apuntados en listas, pretendían largarse sin pagar hasta que la autoridad competente se lo impidió, sin que al parecer tuviera mayores consecuencias la pueril travesura. Parece ser que el asunto iba de el reparto de los bienes necesarios, que están mal repartidos, dijeron.
            Pero a lo que yo en realidad voy, dado que esta absurda iconoclastia me tiene sin cuidado, es a una propuesta que entendí por la televisión que habían hecho los revolucionarios de Sol en una asamblea (¡!), consistente en reclamar mejor transporte público —algo con lo que estoy de acuerdo: ¿pero alguien podría no estarlo?— y más carriles bici. Y por esto sí que no paso. Los carriles bici, aparte de 'quitar', en sentido estricto, espacio a los peatones en las aceras, y además de la merma del espacio con infames intersecciones entre aceras y carriles, lo que están haciendo es aumentar la circulación de bicicletas... por las aceras, como ya estamos empezando a padecer en Alcorcón.
            Lo que yo les sugeriría a los indignados —los "indignados" con sus cosas, "indignados" por moda, porque yo también estoy empezando a indignarme con cosas como que a los peatones se nos esté echando de las aceras—, ya que son tan revolucionarios, es que reivindicaran la circulación de bicicletas por la calzada como su espacio natural y que obligaran a la autoridad competente a que facilitara esa circulación. Así es que venga, reivindicad la circulación de bicicletas por la calzada, y dejadnos en paz a los peatones, y ya de paso a lo mejor hasta conseguíais disminuir la circulación de coches. De momento, como no me fío nada de que hagáis lo que propongo ni estoy dispuesto a pasarme por la Puerta del Sol para unirme a asamblea ninguna, proclamo:

¡Bicicletas por las aceras, NO!

6/6/11

Añadido a Carta abierta al Presidente del gobierno

En su artículo de ayer en El País titulado Coraje, que me plugo mucho leer, expresaba el gran Manuel Vicent su deseo de que el Presidente del gobierno, —"hoy brutalmente vilipendiado por la oposición", bueno, en realidad, por el partido que ya se sabe—, "Como esos jugadores de póquer que al filo de la madrugada, dándolo ya todo por perdido, envidan su resto a la desesperada sin ver las cartas" —¡magnífica expresión!— llevara a cabo dos medidas antes de despedirse de la Moncloa: una la de denuncia de los acuerdos del Estado español con el vaticano "y reducir a la nada [los] inmerecidos y abusivos privilegios [de la iglesia]", y la otra, "sacar urgentemente los despojos de Franco y de José Antonio de sus tumbas, entregarlos a sus familiares, sanear políticamente el Valle de los Caídos y convertirlo en un museo o parque temático".
           La primera medida ya la proponía yo en mi Carta... La segunda, salvo lo del "parque temático", clase de instalaciones que no me gustan nada, la suscribo.

5/6/11

¿155?

La Banca, en su proceso de destrucción de empleo, hace mucho que, como se sabe, implantó la tecnología de los cajeros. Utilice nuestros cajeros es su lema, aunque deberían añadir: si tiene usted suerte y funcionan. ¿Cuántos puestos de trabajo se habrán destruido? ¿Alguien me podrá echar las cuentas? ¿Y para qué? Pues está bien claro: para engorde de la cuenta de resultados de las empresas bancarias.
           En ese proceso de uso de los cajeros y disminución paulatina de plantilla se sacaron hace unos pocos años la norma de que para cantidades menores de 600 euros había que utilizar el cajero. Entonces, si uno quiere sacar 155 euros de su cuenta —¡qué cifra tan ingeniosa!— se tiene que ir a un cajero, pero estos sólo dispensan billetes de 20 y de 50. ¿Cómo, pues, se las habrán arreglado quienes, siguiendo la sugerencia de los indignados, pretendieran el otro día sacar 155 euros de su banco? Medida, por cierto, de la que no se tiene noticias que haya hecho tambalearse el sistema bancario.

31/5/11

No es el pepino

Parece ser que el pepino no es el causante, de modo que: ¡enhorabuena a los pepineros!, pero entonces el problema es que el 'culpable', como dicen los periodistas, anda suelto.

[Clasificado en categoría Breves con número XIX]

30/5/11

Campaña contra la circulación de bicis por las aceras

No soy un entusiasta ni mucho menos de las campañas de firmas contra o a favor de algo, de esas de los abajofirmantes, pero en esta ocasión he decidido hacer una excepción y he firmado en una en contra de la circulación de bicicletas por las aceras.

El nubarrón que amenaza con venírsenos encima a los peatones con la circulación por las aceras, no ya sólo por los carriles o aceras bici, que nuestro Ayuntamiento, para no ser menos y entrar en el rollito, ha tenido a bien construir, sino por la amenaza de la Dirección del Tráfico de permitir la circulación por las aceras de un determinado ancho.

En la práctica, todo esto da un poco igual porque los ciclistas circulan por donde les pete, haya o no carril y cualquiera que sea el ancho de la acera. Pero, por si sirviera de algo, y aun sin estar de acuerdo punto por punto con el texto de la firma, lo he firmado, y animo a quienes quieren que las aceras sean de uso exclusivo de peatones; a quienes quieren que la acera sea territorio sagrado para los viandantes, sin trampas y sin ahora te corto un trozo de acera y mañana te solapo y te cruzo un carril bici, les animo a que lo firmen. No tienen más que pinchar en el botón de la izquierda de este blog. Gracias. No obstante copio el texto:

«Considerando que en los últimos años se han construido para los ciclistas cientos de kilómetros de carriles bici, muy a menudo en detrimento de zonas por las que podíamos caminar tranquilamente;

Teniendo en cuenta que, según declaraciones del Director General de Tráfico, los accidentes mortales que sufren los ciclistas son solo del orden de una docena al año en el contexto urbano, de modo que su victimismo no parece en absoluto justificado;

Teniendo en cuenta que, por el contrario, según se desprende de estudios realizados sobre el tema en el Reino Unido, si se considera el riesgo de muerte o traumatismo grave en caso de colisión, las bicicletas son como mínimo la mitad de peligrosas que los coches para los peatones;

Observando que las autoridades no quieren reconocer ese peligro porque las bicicletas se han convertido en un símbolo intocable de conciencia ecológica y buen rollito;

Conociendo la mayoría de nosotros a parientes o amigos que han sufrido traumatismos graves por chocar con ciclistas, y sospechando a partir de ahí que se nos está ocultando la magnitud del problema;

Resaltando la incomodidad que supone la obligación de acostumbrarse a ir por la acera mirando continuamente para atrás y dejando cierto espacio de seguridad al doblar las esquinas sin visibilidad por si apareciera una bicicleta a toda velocidad;

Estimando que los tres metros mínimos de acera que se quiere imponer como límite a los ciclistas para usar las aceras son una miseria, toda vez que, si restamos el metro de seguridad previsto para ellos junto a la fachada (que, por cierto, los peatones también respetamos instin-tivamente para no chocar con las personas que salen de los portales y con los vehículos que abandonan los garajes sin detenerse siquiera), y si descontamos también el espacio que ocupan en el otro extremo árboles, motos, publicidad y otros obstáculos, el resultado es un carril virtual de apenas un metro por el que los peatones deberemos caminar soportando timbres de ciclistas impacientes;

Habiendo constatado por otra parte que el problema no radica en los metros de acera, pues numerosos ciclistas tienen la mala costumbre de pasar rozándonos como una exhalación aunque la acera tenga diez metros y esté despejada,

Los PEATONES abajo firmantes exigimos:

1) Que se renuncie a permitir que los ciclistas transiten por las aceras de más de tres metros.

2) Que se haga cumplir la ley y se impongan multas elevadas a los ciclistas que usen las aceras.

3) Que, si la idea de permitirles usar las aceras de más de tres metros prospera, el Director General de Tráfico rinda cuentas y asuma públicamente su responsabilidad por las víctimas adicionales que habremos de lamentar».


Artículo relacionado:
DGT: ¡que te zurzan!

25/5/11

Carta abierta al Presidente del gobierno


                                                Señor Presidente:

Con la intención de contribuir al bien común de la república —reino en este caso— me permito proponerle una serie de medidas de urgencia que creo que debería usted adoptar antes de las próximas elecciones.

1. Supresión de la prohibición de circular por las autopistas a más de 110 km/h. ¡Por Dios, señor presidente, que les arrebató usted la sagrada libertad a los conductores: devuélvasela!
2. Vuelta a la anterior ley antitabaco.
3. Subida a los funcionarios del 5%. Con efecto retroactivo.
4. Descongelación de las pensiones. Con efecto retroactivo.
5. Pago de 400 euros a los parados de larga duración. Con efecto retroactivo.
6. Pago de 3.000 euros por hijo nacido. Con efecto retroactivo.

Las anteriores medidas serían muy bien recibidas por la Leal Oposición, puesto que en su día fueron muy criticadas por ellos.

7. Reforma de la ley electoral para que haya mayor proporcionalidad entre número de votos y número de escaños asignados a cada partido, reforma que no gustaría nada al partido... que usted ya sabe, pero que aceptarían porque ellos ponen siempre el bien común por encima del interés de su partido, faltaría más.
8. Tras tomar las anteriores medidas, dimita usted, y quien venga atrás que arree, que ya nos estamos viendo venir el nubarrón, procurando que entre la adopción de aquellas medidas y su dimisión haya un plazo muy breve.

Vamos, le iba usted a dejar a su sucesor la casa la mar de arregladita. El único problema grave sería el del paro, pero cuya gravedad quedaría inmediatamente desactivada si el sucesor fuera el líder de la L. O. Lo digo a juzgar por lo que da a entender el susodicho de que tiene la solución, sólo que el muy ladino no suelta prenda.

P. S. Si le diera tiempo, o ello no supusiera dilatar demasiado su dimisión, podría adoptar otra medida:

9. Separación "real", como dicen ahora, entre el Estado y la Iglesia, que implicaría que cada palo aguantara su vela. ¿Se podría aplicar ya en la actual campaña de renta, suprimiendo lo de la crucecita? Esto ya no gustaría tanto a la L. O. y mucho menos a la Conferencia de los obispos, dado el aconchabamiento secular entre iglesia y estado; pero en fin, no se puede pretender dar gusto a todo el mundo. Y, además, si fuera la L. O. la que luego gobernara, con volver, si se atrevían, a instaurar la crucecita...

Atentamente,

20/5/11

El cuento de Esperanza Aguirre

Cuentan que nuestra Presidente madrileña corre últimamente desalada —como cuando se piró de Bombay en calcetines o algo así— por los pasillos de la originaria Casa de Correos, después siniestra Dirección General de Seguridad de los grises y hoy sede del gobierno de la comunidad de Madrid, gritando ante las protestas que le llegan de los indignados de la Puerta del Sol, reclamantes de democracia "real": "¡¡¡Que se vayan a Ferraz!!!" "¡¡¡Que se vayan a Ferraz!!!" "¡¡¡Que me los quiten de delante de mis ventanas!!!".
Cuentan también que la aguerrida y dicharachera dama incluso ha telefoneado a Rubacalba, quien, como ella sabe muy bien, es el autor de la nueva conspiración —¡¿qué digo de la nueva!?: de todas las que en el mundo ha habido y habrá: si lo sabrá ella, conspiranoica experta en conspiraciones rubalcabianas—, ha telefoneado, decía, para quejarse. Ante la queja, y como en el antiguo chiste sobre Gibraltar —es el segundo que cuento en dos días—, el ministro le ha preguntado: "¿Quieres, Esperanza, que te mande más policías?". Y ella, sin complejos: "No, Alfredo, lo que quiero es que me mandes menos indignados".

19/5/11

Los indignados

En verdad que no acabo de verle la gracia o la utilidad al variopinto movimiento 15-M, movimiento de los indignados o movimiento de ¡Democracia real, ya! Para empezar, no entiendo por qué piden democracia "real", ¿acaso la existente no es "real"? ¿Por qué no reclaman 'democracia', sin más, como quien gritara: ¡libertad!? ¿Alguien se imagina gritando: ¡¡¡libertad real!!!, y, por añadidura, con el perentorio "ya"? ¿O: ¡¡¡justicia real!!!?, porque el grito siempre ha sido ¡¡¡justicia!!!

Otra cosa que me deja perplejo es la falta de articulación de la protesta: ¿hasta cuándo piensan mantenerla? ¿El parado hasta que encuentre trabajo? ¿El hipotecado hasta que le alivien la carga? ¿El pensionista hasta que le descongelen la pensión? (el otro día aparecía una señora entre los acampados diciendo que le habían bajado la pensión "y todo") ¿El estudiante hasta que encuentre colocación a su carrera, porque para eso estudia? ¿Todos ellos hasta que desaparezca —¿?— la corrupción? ¿Todos ellos hasta que se reforme la ley electoral y se hagan leyes para que los políticos se vean obligados a ser buenos? Y, sobre todo, ¿a quién dirigen sus protestas? ¿al cielo? ¿a una clase —política— a la que, precisamente, una de las cosas que le achacan es la de no escuchar al pueblo? Pero, por otra parte, ¿quién es este mozo? ¿Qué quieren, en definitiva? ¿Cómo van a evitar pasar por la ventanilla que corresponda para presentar y hacer valer sus reclamaciones?

La única gracia que sí parece haber tenido lo de los indignados es la de descolocar a la "clase política", que le llaman, a la derechona en especial, que no ha perdido ocasión de echarle la culpa al gobierno. Así, nuestra Presidente madrileña, sin complejos, ha dicho que esto es cosa de los socialistas... ¿que no lo ha dicho, realmente? Bueno, quizás no, pero es digno de ella. ¡Pues que salga al balcón de su despacho y se lo grite a los concentrados en la Puerta del Sol! O, como en el antiguo chiste sobre Gibraltar, que se asome al balcón del gobierno madrileño y cuando les dirija a los manifestantes la pregunta de "¿Qué queréis?", y éstos, como un solo hombre, le contesten: "Democracia real, ya", ella a su vez les responda, al tiempo que cierra el balcón con tremendo golpe: "¡Pues aquí no la tenemos!".

15/5/11

«Guía carrilbicista para la campaña electoral»

Revista de prensa

Es el título no propiamente de un artículo de prensa sino de un post, concretamente del blog El carril-bici es el opio del pueblo ciclista, firmado por Txarli. Gracias al autor por su permiso para esta copia.
«Estimado candidato: como usted sin duda sabe, los temas de movilidá y sostenibilidá están adquiriendo una importancia creciente entre los votantes, y por tanto también deben tenerla para usted en su esfuerzo a ganar las inminentes elecciones, en cuya campaña nos encontramos. Los temas de movilidá y sostenibilidá constituyen un campo relativamente nuevo e inexplorado, están plagados de clichés e ideas preconcebidas entre los votantes y requiere un tratamiento cuidadoso en sus intervenciones públicas. Para orientarle en esta área y facilitarle esta tarea, el Partido ha preparado un conjunto de recomendaciones que esperamos le sean informativas y útiles.

Carril-decálogo electoral

1. Supere sus escrúpulos morales (si los tiene) y su sensación de ridículo.
Si usted está en el poder y no es completamente estúpido, usted no podrá evitar darse cuenta de que, con toda probabilidad, gran parte de los carriles-bici que ha construido usted durante su mandato, y que ahora en la campaña electoral está intentando rentabilizar políticamente, son sencillamente mierda impresentable y peligrosa para la que no existía ni necesidad ni demanda social. En ese caso, es posible que usted tenga reparos éticos, o simplemente sienta una muy comprensible vergüenza, ante la idea de beneficiarse políticamente de semejante basura; usted debe liberarse de esas reticencias tan perjudiciales para su rendimiento político, y para ello hay algunos puntos que usted puede recordar:
● Es físicamente imposible hacer bien los carriles-bici, así que usted no es responsable de que salgan mal: usted lo ha hecho lo mejor que ha podido; y, desde luego, nadie habría podido hacerlos mejor. En definitiva, usted no tiene la culpa de que el “carril-bici” sea un concepto absurdo y peligroso producto de una ideología delirante que ha convertido los problemas de sostenibilidad y movilidad urbana en una farsa. Al fin y al cabo, la política es un servicio público, y si los electores a los que usted sirve están locos, pues su deber es atender a su locura.
● Aunque usted sepa que los carriles-bici que ha hecho son mierda, el público a quien usted se dirige no lo sabe: por un lado, la mayor parte del público seguramente ni siquiera ha prestado atención al carril-bici, no tiene intención de utilizarlo, y simplemente quiere oir hablar de sus “logros”, incluso aunque no le importen; por otro lado, el público que sí lo ha visto cree que esa mierda que usted ha hecho es “lo normal”, lo que se hace en Uropa, una señal de progreso, algo de lo que se puede estar orgulloso. En consecuencia, cualquier idiotez que usted diga alabando los carriles-bici encontrará siempre un aplauso en alguna parte del público.
● Aunque no existiese necesidad o demanda social para los carriles-bici, la gente no lo sabe: la gente cree que “otros” quieren el carril-bici; así que basta que usted diga que la construcción de la carril-mierda obedece a una demanda social para que en la opinión pública de su clientela política esa demanda ficticia se convierta en real: sus propias declaraciones como político crean la demanda ¿qué más poder puede pedir usted?
Si usted está en la Oposición y no es completamente estúpido, usted no podrá evitar darse cuenta de que, aunque los carriles-bici que ha construido el Ayuntamiento reinante son mierda impresentable y peligrosa para la que no existía ni necesidad ni demanda social, en realidad el Ayuntamiento los ha construido para beneficiarse políticamente de una dinámica política y social delirante, y usted no habría actuado de forma distinta. En ese caso, es posible que usted tenga reparos éticos, o simplemente sienta una muy comprensible vergüenza, ante la idea de subirse al carro para beneficiarse políticamente de semejante delirio colectivo; usted debe liberarse de esas reticencias tan perjudiciales para su rendimiento político, y para ello hay algunos puntos que usted puede recordar:
● Es físicamente imposible hacer bien los carriles-bici, y usted difícilmente podría hacerlos peor que el Ayuntamiento reinante, así que todo se reduce a quien es el que los hace, aunque sea mal. En definitiva, usted no tiene la culpa de que el “carril-bici” sea un concepto absurdo y peligroso producto de una ideología delirante que ha convertido los problemas de sostenibilidad y movilidad urbana en una farsa. Al fin y al cabo, la política es un servicio público, y si los electores a los que usted sirve están locos, pues su deber es atender a su locura.
● Aunque usted sepa que los carriles-bici que podría hacer son mierda, el público a quien usted se dirige no lo sabe: por un lado, la mayor parte del público seguramente nunca va a utilizar la bici ni el carril-bici, y simplemente quiere ver que “se está haciendo algo”; por otro lado, el público que sí utilizará el carril-bici cree que esa mierda que usted va a hacer es “lo normal”, lo que se hace en Uropa, una señal de progreso, algo de lo que se puede estar orgulloso. En consecuencia, cualquier idiotez que usted diga alabando los carriles-bici encontrará siempre un aplauso en alguna parte del público.
● Aunque no existiese necesidad o demanda social para los carriles-bici, la gente no lo sabe: la gente cree que “otros” quieren el carril-bici; si usted se opone a esa percepción, usted será tachado de “retrógrado” y sus posibilidades de llegar a la alcaldía disminuirán en consecuencia.
En resumen, y como decíamos al principio, aparque usted sus escrúpulos morales y su sentido del ridículo: son incompatibles con cualquier política carrilbicista.


2. (Si está usted en el Poder:) Construya carriles-bici.

Vale, esto no es algo que uno pueda hacer de la noche a la mañana durante la campaña (ya es un poquito tarde para ello), pero es algo importante a recordar para todo momento: construya usted carriles-bici. Da igual que sean malos, da igual que sean objetivamente peligrosos, da igual que sean innecesarios, da igual que sean caros, da igual que no exista demanda real para ellos: construya carriles-bici porque, seamos francos: usted no puede aspirar a adquirir el marchamo de “político de progreso” sin construir un carril-bici. En estos tiempos de progresismo de chicha y nabo, un político que tiene un carril-bici tiene un tesoro, como vamos a ver en los puntos siguientes.

Si usted no puede (por falta de dinero, por imposibilidad manifiesta, porque sencillamente no cree en ello, o cualquier otro motivo) construir carriles-bici, haga planes grandilocuentes para construir carriles-bici. Cuanto más grandilocuentes e infactibles, mejor. Estos planes (normalmente llamados “Plan Director de la Bicicleta”) son, básicamente, carriles-bici de papel que tienen la ventaja de que son mucho más baratos que los carriles-bici reales, dan también al público la sensación de estar haciendo algo importante sin en realidad hacer nada sustancioso, y permiten aplazar las obras todo el tiempo que sean necesario. Un buen “Plan Director de la Bicicleta” tiene que ser un documento bien gordo, con muchas páginas y lleno de planos, fotos y diagramas con cortes de calles, para que se pueda presentar con tono serio en una rueda de prensa y y parezca digno de un político de empaque. Un buen “Plan director de la Bicicleta” permite amortizar incluso el carril-bici más cutre, porque teniendo un “Plan Director de la Bicicleta” incluso 50 metros de carril-bici hechos en un rincón ya no son simplemente 50 metros de carril-bici: son “Parte de El Plan”. Además, en el peor de los casos, si usted pierde las elecciones, el haber preparado un “Plan Director de la Bicicleta” bien gordo le pone en una posición estupenda para exigir al nuevo Ayuntamiento que lo ejecute, o acusarle de ser “anti-bici” si no lo hace (ver punto 3).


3. (Si está usted en la Oposición:) Critique los carriles-bici que ha construido el Ayuntamiento existente y prometa que usted construirá más.

Su papel como Oposición es más sencillo que el del partido en el Poder, dado que usted no tiene que enfrentarse a la realidad kafkiana de intentar construir carriles-bici que no sean ni peligrosos ni dañinos socialmente ni inútiles ni simplemente ridículos. Sin embargo su tarea también tiene sus dificultades: su papel es criticar la política de carriles-bici del Ayuntamiento reinante sin dar en ningún caso la sensación de que los carriles-bici son innecesarios o contraproducentes. Por tanto, sus intervenciones como Oposición sobre los carriles-bici del Ayuntamiento deben limitarse a los siguientes mensajes:
● Los carriles-bici que hay o se están construyendo son pocos.
● Los carriles-bici construidos están mal hechos (sólo los construidos por su oponente: los construidos por su partido en alguna legislatura anterior deben considerarse correctos o, si tienen defectos, estos serán causados por la falta de mantenimiento del Ayuntamiento reinante).
● La política de construcción de carriles-bici es demasiado lenta.
● Nosotros (El Partido X-Oposición) haríamos más y los haríamos mejor y más rápidamente.
En esta labor, usted puede también organizar sesiones fotográficas o “paseos por el carril-bici” para demostrar la existencia de “puntos negros” en el trazado del carril-bici. Encontrar esos “puntos negros” es sencillo: usted puede escoger un punto al azar del carril-bici y la probabilidad es del 95% de que allí habrá un punto negro.

Evite por todos los medios ser fotografiado montando en bicicleta con naturalidad por la calzada entre el tráfico, si no es con el objetivo explícito de mostrar lo incómoda e intransitable que es una vía sin carril-bici (todavía) para exigir un nuevo carril-bici en ella. Estas fotografías de usted circulando por la calzada pueden transmitir el mensaje contraproducente de que es posible circular en bicicleta con naturalidad, y que por tanto los carriles-bici que usted promete construir son innecesarios.


4. (Si está usted en el poder:) Elogie los carriles-bici que ha construido, presuma de ellos y prometa más.

Por supuesto, gastar un dineral en carriles-bici no le va a a rentar nada políticamente a usted si en el momento apropiado (ahora sí: durante la campaña electoral) no los exhibe como logros de su gestión. Usted debe programar cuidadosamente las inauguraciones, las sesiones de fotos, las ruedas de prensa y las conferencias para conseguir el máximo efecto. Puede incluso programar “Congresos Mundiales sobre el carril-bici” estratégicamente próximos a la campaña electoral.

Si no puede organizar un Congreso, escenificaciones más sencillas, como realizar un “paseo en bici por el carril-bici” pueden también tener un gran poder mediático, con los periodistillas locales encantados de poder fotografiar al alcalde en un acto tan exótico como es montar en bicicleta. Usted debe tener gran cuidado de asegurase que el paseo en bici sólo lo realiza por tramos del carril-bici mínimamente presentables (que no sean ridículamente estrechos, peligrosos o directamente intransitables). Esto, por supuesto, debe preverlo durante la construcción del propio carril-bici: usted debe asegurarse de que el carril-bici que construya tiene al menos un tramo (a ser posible de 50 metros o más) donde puedan tomarse fotos que no induzcan a la hilaridad de los ciclistas críticos o de la Oposición.


5. (Si está usted en el poder:) Atribúyase el mérito de cualquier aumento en el uso de la bicicleta que se esté detectando en la ciudad.

Como usted sabe, el uso de la bicicleta está aumentando en su ciudad. Usted debe capitalizar políticamente esta tendencia transmitiendo a sus electores el mensaje de que si la bicicleta aumenta no es porque a los usuarios les apetezca usarla ni nada parecido: es gracias a los esfuerzos suyos (y del Partido, claro está).

Para ello, como primera medida es importante que usted construya carriles-bici. Así podrá establecer visualmente una correlación: “Hay mas bicis y hemos hecho carriles-bici. Ergo, las bicis son gracias a nuestros carriles-bici”. Da igual que en realidad el aumento de las bicis haya comenzado antes de sus carriles-bici, o que sus carriles-bici sean inutilizables, peligrosos, ridículos o insignificantes en relación al uso real de la bici: a nivel de propaganda política, cumplen su función perfectamente.

Una vez construido algún carril-bici para atribuirse el mérito, usted puede medir el uso de la bicicleta, exagerando convenientemente el crecimiento, o inventárselo directamente, como el Ayuntamiento de Sevilla. Por supuesto, usted no tendrá medidas de uso anteriores a la construcción de los carriles-bici (¿qué sentido tiene medir el uso de la bici si no hay carriles-bici?) así que usted podrá inventarse también esa cifra, minimizándola como corresponda para maximizar la diferencia entre “el antes” y “el después” de los magníficos carriles-bici que ha construido.

Por supuesto, el uso de la bicicleta está aumentando en todas las ciudades, pero eso no importa porque en principio sus electores no lo saben, y aunque lo sepan, todos los alcaldes de todas las otras ciudades están en el mismo juego de atribuirse el mérito de su crecimiento, así que todo encaja.


6. Condicione el uso de la bici a la construcción de carriles-bici. En ningún caso, y bajo ningún concepto, cuestione usted la necesidad de construir carriles-bici.

Usted debe evitar en todo momento dar a entender, implícita o explícitamente, que es posible usar la bicicleta sin carriles-bici (vea en el punto 4 la necesidad de no dejarse fotografiar en una bici en una calle normal). Cualquier uso posible de la bicicleta viene dado por las infraestructuras que usted está construyendo o promete construir.

6 [bis]. Truque lo datos. Diga generalidades. Evite entrar en detalles. Avergüence a los críticos de las “infraestructuras ciclistas”.

La técnica básica de trucado de datos ha sido ya mencionada en el punto 5, y consiste en exagerar el nivel de uso actual, ningunear el nivel de uso anterior a sus estupendos carriles-bici, y asociar la diferencia a su proverbial visión política a favor de las “infraestructuras ciclistas”.

Además de trucar lo datos, usted dispone de un limitado pero eficaz repertorio de tópicos y frases manidas de probada eficacia para embaucar a su electorado: la “sostenibilidad”, la “seguridad”, “la salud”, el “derecho de todos a desplazarse”, etc. que aunque no significan nada o sean incluso manifiestamente falsos, suenan siempre bien a los ignorantes y resultan útiles para acallar cualquier crítica por certera que sea. ¿Quien puede atreverse a cuestionar la necesidad (o a criticar la calidad) de una infraestructura que se hace para “posibilitar que los niños de 8 años puedan ir cada dia al asilo y los viejos de 80 puedan ir al parvulario?

Recuerde: en estos tiempos, oponerse a algo que venga empaquetado con la etiquetas de “sostenible”, “ecológico”, “solidario” etc etc es un suicidio político inmediato. Usted tiene que asociar su creación de carriles-bici con estas etiquetas, y las críticas contra ellos con las contrarias: “insostenible”, “contaminante”, “insolidario”, etc. Esta estrategia tiene distintas aplicaciones según el sector social que hace la crítica:
● Si la crítica viene de un grupo político más a la derecha que el suyo, usted lo tiene fácil: basta con acusarles de “reaccionarios”.
● Si la crítica viene de un grupo político más a la izquierda y “pro-gresista” (al menos nominalmente) que el suyo, usted puede emplear la ironía, acusándoles de incoherencia y utilizando su oposición al carril-bici como demostración de que en realidad ni son progresistas ni defienden intereses de los “grupos más vulnerables” ni los valores del futuro (ya sabe: sostenibilidá, ecología, solidaridá, etc.).
● Si la crítica viene de un grupo social independiente (como una asociación de comerciantes, de vecinos o de peatones), usted puede mostrarse condescendiente diciendo que no entienden la iniciativa, o acusarles de defender sus intereses corporativos por encima de “el bien común”, o simplemente insinuar que se oponen al carril-bici por otros intereses (probablemente porque están al servicio del partido opositor).
● Si la crítica viene (por inverosímil que parezca) de un colectivo ciclista, usted puede utilizar los mismos eslóganes descalificadores que para un grupo social general (ver más arriba), y además acusarles de ser unos elitistas que, como no necesitan los carriles-bici, no se preocupan de las necesidades de los ciclistas “normales” y no están realmente interesados, como usted, en “que todo el mundo pueda ir en bici”.

7. Evite mencionar los accidentes en carril-bici. Culpe a los automovilistas. Diga que el carril-bici es para “uso lúdico”. Oculte su incompetencia detrás de “problemas de civismo”.

Los accidentes en el carril-bici, por definición, no existen. Si se produce un accidente en un carril-bici es, por definición, debido al incivismo del automovilista, que no respeta una infraestructura tan sostenible como la que usted ha proporcionado a la ciudad. Si la situación en el carril-bici se hace tan manifiestamente peligrosa que los eslóganes anteriores no sirven, siempre puede usted decir, como ha hecho recientemente el Ayuntamiento de Huesca, que “el carril-bici está diseñado para uso lúdico, no para desplazarse por él”.

Los conflictos con peatones en el carril-bici, por definición, no existen. Si se produce un conflicto con peatones es, por definición, debido al incivismo del peatón, que no respeta una infraestructura tan sostenible como la que usted ha proporcionado a la ciudad. En ese caso usted puede, como el Ayuntamiento de Sevilla, redactar una ordenanza local de peatones y ciclistas que enseñe a los peatones cual es su sitio, so pena de multa (digamos, 90 euros parece una cifra razonable) si invaden el carril-bici.


8. En ningún caso critique usted a los cicleatones ni exiga disciplina a los ciclistas.

Los cicleatones y los ciclistas son el futuro de la ciudad, tenga eso en cuenta: cosas como circular por la calzada, pararse en los semáforos en rojo y respetar los espacios peatonales son cosas del pasado, del modelo de ciudad centrada en el automóvil.

9. Si usted no cree en la construcción de carriles-bici, no diga nada sobre bicicletas.

El motivo es evidente: si no se construyen carriles-bici, no se puede hacer nada más para promover la bicicleta, así que en ese caso lo mejor será que barra discretamente el tema a algún rincón oscuro y silencioso de su programa electoral.

10. En ningún caso, y bajo ningún concepto, debe usted enfrentarse a los colectivos carrilbicistas de su localidad.

Recuerde que los colectivos carrilbicistas de su localidad tienen el monopolio de la sosteniblidad, de la ecología y de la modernidad yupiguai; su representatividad es absolutamente nula, pero tienen el fervor que siempre muestran los autoproclamados santos en todas las religiones: son gente peligrosa, no se enfrente a ellos. Si no puede sacárselos de encima, puede intentar distraerlos gastando algunos millones de euros en crear un anillo ciclista inútil pero inocuo en algún lugar de las afueras de la ciudad; si usted permite que se le suban a las barbas, puede acabar gastando cantidades absurdas de dinero en destripar la ciudad del modo horrendo que lo ha hecho el Ayuntamiento de Sevilla bajo la influencia de su grupo carrilbicista local».
Fin de la transcripción.

13/5/11

El quejica candidato del Pp (2)

Sigue el candidato, por Alcorcón, de la Presidente con su rosario de quejas. Ahora la medalla que se quiere imponer es la de que el Psoe no ha condenado las pintadas amenazantes contra él, pintadas que —¡Gensanta!— él o sus monacos han puesto en relación con la kale borroca. Veamos:

1. Pintadas, que yo sepa, no. Una, que yo haya visto, la misma de la que él y sus monaguillos se han dedicado a presumir y a difundir a troche y moche.

2. Lo de que el Psoe no ha condenado las pintadas (y conste que me importa muy poco que sea cierto o no) no dejaría de ser una falacia porque tampoco, que yo sepa, lo ha hecho ningún otro partido, no obstante lo cual el candidato de etc. apunta al Psoe. Así es como parece entender la 'objetividad' el candidato de etc. y gran comunicador/propagandista.

3. Tampoco creo que tenga mayor importancia, salvo para el candidato de etc. y sus correveidiles, porque es una absoluta falsedad la idea que los tales quieren inducir, la de que esta situación es la de kale borroca, que le llaman.

A última hora, el candidato de etc. se ha añadido otra medalla de víctima. Ha anunciado (¿o 'denunciado'? porque parece que no sale palabra de su boca que no sea para denunciar: "David Pérez denuncia...", "El Pp denuncia...", suelen escribir sus tiralevitas blogueros) que le han destrozado su oficina de candidato, sin que por las fotografías que él mismo muestra se puedan apreciar más daños que unos carteles arrancados de la fachada y no sé si unos grafitis. Una falta de respeto a sus posibles votantes, entre los que, por supuesto, no me encuentro. No estoy seguro, por otra parte, de que los grafitis no fueran anteriores a la arrancadura de los carteles, que los estarían tapando. Es de una falta de escrúpulos... digo de complejos, impresionante.

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El quejica candidato del Pp (1)

11/5/11

Superación

Hace unos días la Presidente madrileña puso muy alto el listón de la vileza verbal al afirmar que el gobierno había llevado a la Eta a las instituciones. Al oírlo pensé que dicho listón era insuperable. Pero me equivoqué. Esta tarde, al pasar por una estación de metro he visto este cartelón mural. Fondo rojo, con grandes letras blancas, el texto: «5 millones de parados», y debajo, la fotografía de Zapatero y Gómez, juntos, descojonándose de la risa. No figura la empresa anunciadora. Ni falta que hace.

10/5/11

El quejica candidato del Pp (1)

En Alcorcón, la Presidente de la comunidad madrileña ha impuesto un candidato a la alcaldía quien desde que fue designado no ha hecho prácticamente otra cosa sino quejarse. Debe de haber intuido el truco de llamarse a agravio, hacerse la víctima, como forma de arañar votos.

Ahora se queja de que le arrancan sus carteles. ¡Los socialistas y demás agentes del Alcalde, claro! ¿Quiénes si no? Esto de la arrancadura o pintarrajeo de carteles electorales de cualquier partido —carteles, por cierto, muchas veces ilegalmente colocados en sitios como marquesinas de autobuses, muros, farolas, buzones de correos, etc.— es algo que se ha hecho —ya se sabe: "hay gente pa'tó", que dijo el otro— en todas las elecciones y con cualquier partido.

¿Cuál es entonces la novedad en esta campaña? Pues que un candidato monte el pollo porque le arrancan sus carteles y no sólo lo monta sino que insinúa o más que insinúa, si es que no lo dice con la mayor desfachatez ("sin complejos", como diría su jefa o el presidente de honor —¡!— de su partido , es decir, sin escrúpulos) o deja que lo digan sus mandatarios, que la culpa es de los adversarios, de agentes a sueldo del Alcalde debidamente organizados para ello. En fin, el ridículo —ya he dicho en más de una ocasión que este candidato nos iba a proporcionar muchos ratos de risa, risa que se le puede congelar a uno cuando piensa que puede llegar a alcalde— se une a la desfachatez.

8/5/11

«El clarín»

Revista de prensa

Es el título del artículo de hoy de Manuel Vicent en El País, artículo, un clásico, que inaugura cada temporada taurina. Soberbio.

«Si las batallas de la cultura se ganan y se pierden primero en el campo de la estética, antes que en el terreno de la moral, es evidente que la fiesta nacional, compuesta por un jolgorio alrededor del sacrificio público del toro, estéticamente ya ha perdido la batalla. Frente a la modernidad este espectáculo no aporta más que un residuo de caspa histórica, como única baza en espadas. Todo lo que rodea a la corrida comienza a parecer grimoso, hortera y pasado de moda si se compara con la pasión que despiertan en la juventud los héroes del deporte. No obstante la lidia de reses bravas, aunque agónicamente, persiste en los cosos durante las ferias e incluso rebrota en su nivel más cutre en las ceremonias bárbaras del toro de fuego, ensogado o alanceado en honor del santo patrón en los pueblos.

El argumento más sólido de la decadencia de la lidia estriba en que los toreros no anuncian ningún producto. Las agencias de publicidad no los requieren para incitarle a usted a beber juntos un refresco, a comprar una marca de calzoncillos o a viajar a las Bahamas. Puede que a un diestro más celebrado por la forma en que torea a sus novias fuera de la plaza lo vista Armani, pero a ningún matador lo ha contratado El Corte Inglés, prueba de que socialmente este oficio ya no se come una rosca. El rito de capear y acuchillar toros con cierta destreza se halla cada día más alejado de la mitología de los nuevos españoles. La primavera comienza con la Semana Santa. Vírgenes lacrimosas con el corazón traspasado por siete espadas, Nazarenos azotados por sayones, Cristos llagados y penitentes con cadenas discurren en medio de una plantación de capirotes cuyo espantoso alarde no deja de ser una morbosa exaltación de la violencia, una apología del terror, que pasma hasta a los chinos.

Esta liturgia religiosa da paso a la otra procesión de las corridas, la hecatombe infame del verano, que llena este solar de puyazos, degüellos, vómitos de sangre, moscas y descabellos. Ignoro si existen todavía taurinos con rizos lorailo-lailo en el cogote, que crean que es elegante fumarse un puro en la barrera de las Ventas en san Isidro, pero si se habla de estética, está claro que a ese mundo el tiempo ya lo ha derrotado».

6/5/11

¿Debatir sobre qué?

En la primera de El País de ayer (05/05/11), titular de noticia a una columna: «La muerte de [B. L.] aviva el debate sobre la tortura». Pero no sabía yo que semejante repugnante, inhumana, ilegítima, inmoral práctica admitiera debate. ¿Debatir sobre qué? ¿Sobre si la tortura es o no legítima o ética? El planteamiento en sí mismo, la posible duda y alternativa que implica discutir sobre semejante repugnante, inhumana, ilegítima, inmoral práctica —se practique en nombre de lo que sea—, con el posible resultado del debate, por tanto, al menos teóricamente, de que se pueda aceptar, me parece ya empezar a justificarla.

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«No hemos torturado a inocentes»
Adenda a '«No hemos torturado a inocentes»'

5/5/11

Condenar

(Incluye viñeta del Forges)

En la actitud ante la muerte del Gran Malvado, lo malo del Presidente no es que se acogiera a la doctrina/posición de esa quisicosa llamada 'la comunidad internacional', algo que, en principio, parecería justificado, sobre todo si no se quiere disgustar al otro Presidente, el de los EE. UU., mentor de la operación en la que parece claro que el gran villano ha sido cazado como un conejo. Lo malo es que ha seguido bajo la misma égida después de oír las palabras de un diputado que habló de "terrorismo de Estado".
Tenía el Presidente que haber negado la mayor y haber saltado como un resorte replicando algo como que si él tuviera la sospecha de que había sido un crimen de Estado estaría sin ninguna duda en contra de la operación, cayera quien cayera.
Pero no lo ha hecho. Tal vez por una parte porque (ya en realidad lo estaba anticipando al decir algo como que "él se lo había buscado"), en su fuero interno, considera justificado el medio por el fin, y por otra, por no incomodar a las víctimas del terrorismo etarra.



4/5/11

Danza de la muerte

Revista de prensa

Hacía tiempo que no entraba en el blog de Antonio Muñoz Molina. Hoy, apenas si había terminado de copiar aquí el artículo de Elvira Lindo, lo he hecho y, ¡oh casualidad!, me he encontrado con el de ayer de AMM, titulado Danza de la muerte, "que trata de lo que verá el que lo leyere".

«Qué inmundicia, celebrar a gritos la muerte de alguien, quien sea, el mayor asesino. Estaba anoche trabajando junto a la ventana y me extrañaron las voces que clamaban cerca, muy pocas, desde luego, borradas en seguida. Me hizo pensar con extrañaza en una celebración deportiva española, bastante desmayada. Volvió el silencio de la noche de domingo y yo seguí trabajando. Luego llegó Elvira y me contó la noticia.

No recuerdo haberme alegrado ni con la muerte de Franco. No entendía a esas personas que guardaban en la nevera botellas de champán. Habríamos tenido motivo para celebrar si hubiéramos derribado la dictadura. Qué mérito había en esperar que la muerte hiciera su trabajo terrible en el cuerpo de un anciano traspasado de tubos, inundado de hemorragias internas. No me gusta ver las fotos de Mussolini colgado boca abajo junto a Clara Petacci, como dos cerdos después de la matanza. En vez de cebarse con esos dos cadáveres los italianos podrían haber vitoreado algo menos al dictador cuando estaba vivo. La prueba suprema de la vileza de los terroristas de la ETA era el modo en que celebraban en la cárcel los asesinatos que seguían cometiendo sus secuaces, o las pintadas macabras con que profanaban y no sé si seguirán profanando las tumbas de sus víctimas. Qué inhumana grosería, gritar viva la muerte. He conocido a personas que han participado en guerras, que han luchado en la resistencia contra los nazis. Ninguna de ellas se enorgullecía de haber tenido que matar. Me acuerdo de aquel discurso de Azaña, en medio de la guerra española, cuando dijo que ganara quien ganara nadie tendría motivo para celebrar ninguna victoria, después de tanto sufrimiento y destrucción. Los cazadores primitivos daban las gracias y pedían perdón al animal al que acababan de matar, porque de él dependía su subsistencia».

«Ese plural que provoca escalofríos»

Revista de prensa

Gran artículo —como, por otra parte, es habitual cada miércoles— el de hoy de Elvira Lindo en El País, con el título de El plural. Lo copio íntegro.

«Un ciudadano escucha ['oye', habría escrito yo] en las noticias que un cuerpo especializado del Ejército americano ha acabado con la vida del terrorista más buscado del mundo y se siente impelido a salir a la calle, a Times Square, a la Casa Blanca o a la Zona Cero y convierte esa noticia en un espectáculo. Ese individuo usa el plural al dirigirse a una cámara y decir, "lo hemos vencido, al fin hemos acabado con él, ese día tenía que llegar, lo hemos derrotado". Es ese plural el que ofende a las personas serenas, que no entienden la muerte, sea de quien sea, como celebración. Es el plural que aparecía en las primeras páginas de los periódicos gratuitos en el metro de Nueva York ayer martes: "Al fin lo hemos golpeado"; es el plural bíblico que utiliza sin miramientos el Washington Post, poniendo en boca de todos los ciudadanos americanos la siguiente frase: "Púdrete en el infierno". Es el plural que divide al mundo en dos planetas, Oriente y Occidente; el plural que separa a los seres humanos en buenos y en malos; el plural que tras el 11 de septiembre trazó un eje, el del mal, que sembró el rencor y la desconfianza; aquel plural decisivo para sustentar lo que fuera un continuo estado de emergencia, "la guerra contra el terror", y una excusa perfecta para defender invasiones contra todo derecho. Es un plural que marca una línea entre nosotros y ellos.
       Entiendo las dificultades que se derivan de esta acción contra Bin Laden: será complicado evitar una beatificación de quien ya era un icono. Bin Laden era un problema: vivo, muerto, preso o enterrado. Pero celebrarlo en plural tiene algo de victoria deportiva, algo naif, grosero. Y que conste que tampoco me siento incluida entre los españoles que hablan de "ellos", de los americanos, como si hubieran sido 300 millones de personas los que hubieran puesto en su boca ese plural que provoca escalofríos.»

2/5/11

¿Centinelas de Occidente?

¡Ay, Señor! ¡¿Qué haríamos sin ellos?! Esas mentes privilegiadas que nos descubren conspiraciones y que se han dado cuenta —no como el común de los mortales que nos lo creemos todo— de que el Gran Terrorista podría no haber muerto. ¿Qué digo "podría"? Que no, que no ha muerto, que a ellos no les engañan.

[Clasificado en categoría Breves con número XVIII]

¿Flechado?

Revista de prensa

En un editorial de hoy —Beato Juan— en El País me encuentro con la siguiente afirmación: "el pontífice [...] alcanzaba la primera estación que le conducirá, a no dudarlo, a la santidad [...]." La cursiva es mía. No sé qué significa tanta seguridad en el periódico: o que tiene mucha fe en el beato (¿ha quedado el diario seducido por él?) y, por tanto, que va como una flecha, imparable, hacia los altares, o que considera el proceso de canonización como puro trámite, como si la decisión ya estuviera tomada.

1/5/11

DE LOS LIBROS

[IV]

Del libro que estoy empezando a leer, de John Allen Paulos, Un matemático lee el periódico, copio un divertido fragmento que dedico a los conspiranoicos.

«Víctima de la obsesión, el teórico de la conspiración no busca coincidencias arbitrarias, sino sólo las que apoyan sus creencias [y necesita demostrar], y a causa de la galaxia de conexiones posibles que hay entre todas las noticias, casi siempre le sale algo. [...]. Este asunto me recuerda la lista de conocidas conexiones [yo no las conocía] que se han hecho entre Abraham Lincoln y John F. Kennedy. Lincoln fue elegido presidente en 1860, Kennedy en 1960. El nombre de ambos consta de siete letras. Lincoln tuvo un secretario llamado Kennedy y Kennedy tuvo otro llamado Lincoln. Lincoln y Kennedy fueron asesinados, respectivamente, por John Wilkes Booth y (al parecer) Lee Harvey Oswald, hombres conocidos por el nombre civil completo y que defendían posiciones políticas mal vistas. Booth disparó a Lincoln en un teatro y se refugió en un almacén; Oswald disparó a Kennedy desde un almacén y se refugió en un cine (theater en inglés).»

El último paréntesis, dado que el libro originalmente está escrito en inglés, supongo que se debe al traductor del libro y no al autor. Continúa éste relatando otro paralelismo que también haría las delicias de los fanáticos de las conspiraciones, seguramente. Se refiere a la muerte de otros dos presidentes de Estados Unidos muertos también en atentados y muy poco conocidos: William McKinley y James Garfield. Y termina el capítulo:

«Como es lógico, a veces hay coincidencias significativas y de vez en cuando conspiraciones reales. Pero a casi todas las coincidencias les falta sentido y casi todas las conspiraciones son fruto de febriles fantasías. Sospecho que son relativamente pocas las conspiraciones reales que consiguen mantenerse ocultas mucho tiempo; a la gente le gusta hablar.»

29/4/11

¡Cuánto rigor del Ayuntamiento!

Seguro que todos hemos recibido alguna vez imeils, sobre todo de organismos oficiales, en los que al final del texto aparece, sistemáticamente, la siguiente coletilla o alguna otra por el estilo: «Este mensaje es confidencial y se dirige exclusivamente a su destinatario. Si ha recibido este mensaje por error, debe saber que su copia y uso están prohibidos... ».
         El aviso, presumo, no puede ser más inútil, porque no creo que haya nadie que haga caso de él en el supuesto de datos verdaderamente confidenciales que alguien estuviera dispuesto a difundir, datos que, por otra parte, sería una imprudencia enviar por imeil, confiando en que semejante aviso pudiera impedir hacer mal uso de ellos.
         Pero a esta inutilidad, el Ayuntamiento de Alcorcón, más papista que el Papa, por lo que se ve, le da otra vuelta de tuerca y añade una idiotez (doble) —que pongo en cursiva—, consistente en que el aviso reza: «Si ha recibido este mensaje por error, debe saber que su lectura, copia y uso están prohibidos». En primer lugar no sé cómo el remitente del mensaje podría enterarse de que el receptor lo haya leído. Pero es que, y aquí viene el que la idiotez sea por partida doble, como el aviso dichoso aparece al final del imeil, quien lea el aviso es porque ya ha leído el mensaje. La sandez es equivalente a que a alguien se le ocurriera colocar al final de una calle, carretera, etc. la señal de prohibido circular por ella. No es que yo pretenda del Ayuntamiento que coloquen el susodicho aviso al principio, sólo faltaría eso para, probablemente, liar el texto del correo, sino que quiten la bobada de que no se lea lo que no va dirigido a uno.
         A lo mejor escribo al Ayuntamiento sobre esto... a ver si lo entienden, y quizás les sugiera que al aviso añadan algo como: «Si usted, a pesar de la advertencia, ha leído el mensaje que no era para usted, acuda inmediatamente a la comisaría más próxima a denunciarse, por mor de la justicia. Y, además, si es usted católico, vaya a confesarse del pecado, por mor de la pureza; pero confiésese antes de ir a la policía, no vaya a ser que ésta lo entregue al juez y éste a su vez lo enchirone en prisión preventiva hasta que salga el juicio dentro de unos años». Ya comprendo que quedaría un poco largo, pero merecería la pena para advertir al incauto lector que lee imeils que aparecen en su correo pero que no son para él.

27/4/11

Sociedad tolerante

Hoy es un día de esos de El día de..., que se hacen una vez al año, supongo que para no tener que hacer nada los 364 días restantes. Hoy es el día contra el ruido. El ruido, un problema contra el que me temo que ningún Ayuntamiento, del color político que sea, está dispuesto a luchar, entre otras cosas por lo poco espectacular y electoral que puede resultar. De hecho, ahora que se aproximan elecciones, y aun teniendo en cuenta lo poco atento que estoy a los programas-propaganda de los partidos, no he oído a ninguno de estos hacer mención del asunto. También cuentan con que no es, precisamente, una reclamación muy insistente por parte de la población. Por otra parte, ¿cómo reclamaría ésta... sin hacer ruido? ¿hay posibilidades de que la Autoridad competente ceda a reclamaciones si no se hace ruido?
         Sea como sea, a pesar de todo, y como contribución por si sirve de algo a este día copio del libro de Guido Ceronetti, El silencio del cuerpo: «Quien tolera los ruidos es ya un cadáver».

24/4/11

¿Otra prueba de que Dios existe?

No sé por qué dice usted, que quizás se tenga por ateo y hasta puede que se ufane de ello, que Dios no 'existe' cuando constantemente está dando pruebas de que sí, y a veces pruebas de alcance universal. Hace poco ha arrasado el Japón con unos terremotos, que se han llevado vida y hacienda de justos y pecadores. Que esta destrucción no tiene ni puede tener sentido, lo sabe cualquiera excepto los creyentes que se lo buscan. Y que esto es cosa de Dios no es que lo diga yo: lo ha dicho el Papa Ratzinger, con nombre de reinado Benedictus XVI, ilustre teólogo, quien de esto debe de saber mucho, ante la pregunta de una niña, "¿Por qué los inocentes siguen sufriendo?", ha contestado: "Es parte del diseño de Dios para nosotros", hija mía.

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23/4/11

El alma y la guitarra

Una corresponsal del diario El País contaba ayer en una crónica desde Bolonia un programa televisivo grabado en el que el Papa contestaba a preguntas de oyentes.

A la corresponsal se le ve la oreja hagiográfica a lo largo de la crónica. Tiene incluso un momento cómico cuando escribe: «Es la primera vez en la milenaria historia de la Iglesia que un Papa se enfrenta a la audiencia televisiva»; como si la televisión fuera también milenaria.

La primera intervención recogida es la de una mujer que pregunta, "al lado de una cama donde yace un hombre enchufado a un respirador", "¿Santidad, dónde está el alma de mi hijo?". Y el Papa: "El alma sigue en su cuerpo. La situación se parece a la de una guitarra cuyas cuerdas estén rotas, así que no se pueden tocar. [...]. El alma no puede sonar, por así decirlo, pero sigue presente". Si no fuera por lo dramático de la situación de esa mujer y su hijo darían ganas de reír con la inepta metáfora del teólogo Ratzinger. Pero en fin, dejando la tontada de esa alma que estaría averiada como las cuerdas de una guitarra, voy a uno de los principales argumentos de la performance papal.

Que el Papa no se sale ni un momento del milenario guión de la Iglesia —al que por muy milenario que sea, el guión no yo, no me acostumbro— queda sobre todo claro cuando ante la pregunta de una niña, "¿Por qué los inocentes siguen sufriendo?", responde, con una (aparente) duda al principio de la respuesta, como queriendo tal vez presentarse cercano a la grey: "Eso mismo me pregunto yo [...], pero solo te puedo decir que algún día [¿cuándo?, preguntaría yo, ¿cuando cada uno la palme individualmente? ¿cuando la hayamos palmado todos?] entenderemos [él parece haberlo entendido ya] que hasta el sufrimiento que nos parece injusto es parte del diseño de Dios para nosotros". ¡"Que nos parece injusto", dice el tío!

Fíjense: que Elena, que así se llama la niña y vive en el Japón, hable, según la corresponsal, "de su terror por haber sentido temblar su casa, haber visto morir a muchos amigos suyos y no poder bajar a jugar al jardín por temor a las radiaciones", una tragedia mínima, por otra parte, si lo comparamos con todo lo que ha ocurrido en ese país, sólo nos tiene que parecer injusto, pero que a lo mejor no lo es —vamos que seguro que no lo es, según Ratzinger—, porque forma parte de los planes divinos para el hombre, de Su diseño, para el bien del hombre por supuesto. Es decir, también el dios del Papa y su iglesia exige sacrificios humanos como cualquier otro dios. ¡En el nombre de Cristo nuestro señor, de quien el Papa es sedicente sucesor, que el Gran Diseñador deje ya de diseñar, que cese de una vez!

16/4/11

«Los amos de la calle»

Revista de prensa

Es el título de un editorial de El País del pasado jueves 14 de abril que tenía yo archivado. No pensaba publicarlo, pero he visto cosas publicadas de la carcundia católica o católica-fascista que me han animado a ello. Para contrarrestar más que nada. Aquí está el editorial:

«Con el paso de los siglos y la impunidad, el nacionalcatolicismo español ha desarrollado una sensibilidad enfermiza a las ofensas. Cualquier acto público (incluso privado) que no sea una adoración incondicional de la casulla se considera ipso facto una provocación. El corpus administrativo de la Iglesia, jaleado por las columnas de extrema derecha, han colocado al catolicismo oficial en estado de exasperación patológica. A la Asamblea Vecinal La Playa de Lavapiés se le ocurrió organizar una "procesión atea" (convertida después en manifestación) el próximo 21 de abril, Jueves Santo. En mala hora; las fuerzas vivas del municipio entienden que es "una burla, una mofa de una confesión religiosa" y se malician "alteraciones del orden público" (palabras del vicealcalde Cobo); una Asociación de Abogados Cristianos ha denunciado a los organizadores y a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, liberal de Hayek, le ha faltado tiempo para encampanarse con esta "ofensa a los católicos madrileños, que no se atreverían a hacer jamás en relación con otras religiones".

Nadie sabe de qué otras religiones habla la señora Aguirre. Solo la católica ocupa las calles de Madrid (y de cualquier ciudad) como si fueran suyas, corta el tráfico a voluntad y atruena con tambores y música fúnebre. Solo la liturgia católica ocupa a discreción los espacios públicos, y no solo en Semana Santa, sino cuando place a cardenales y obispos. Alcaldes y concejales (véase el caso de Madrid) humillan la cerviz y pasan a los ciudadanos la factura del hartazgo.

A pesar de este insulto conceptual (puesto que los católicos son mayoría, todo les está permitido) y del dinero que mana desde Hacienda hasta los ecónomos eclesiásticos, la curia española plañe como si viviéramos en la persecución de Domiciano. De escuchar sus lamentos, parecería que los cristianos son devorados por las fieras todos los días en Las Ventas o en la Maestranza. Que en España haya ateos con derecho a ocupar una calle en Jueves Santo es prueba de martirio. Vista la vociferante campaña contra la procesión atea, la sociedad española necesita un repaso de laicismo. Que, como explicó Bertrand Russell, no es lo contrario de religión, sino del clericalismo».

7/4/11

La monada de los carriles-bici

El consummatum est de los carriles-bici ya se ha producido en Alcorcón. Sin que las autoridades municipales hayan podido cortar la cintita inaugural, incluso dar unas pedaladas (parece, ¡vaya por Dios!, que está prohibido inaugurar cosas hasta después de las elecciones), ya tenemos una monada de carriles tan de diseño, tan pulcros, tan recortaditos, pintados en tramos de colores verde o apimentado, alternancia de colores que no sé lo que significa, aunque me imagino que será para evitar al ciclista la monotonía (¿?), con la raya blanca en medio separando los dos sentidos de la marcha, que debe de ser una gozada verlos a vista de pájaro.

Otros tramos, en los cruces con las aceras (quiero decir con las aceras propiamente dichas, porque los carriles también son aceras, son terreno usurpado a éstas, de hecho son aceras-bici) están enladrillados, adoquinados, que parece que significa que el peatón tiene prioridad (¡pero atención, peatón, que, aunque así sea, que no estoy seguro, eso no quiere decir que puedas ir por la acera tranquilamente, como si la acera fuese una acera, sino que, si te atropellan, las de perder, y allá tú con las lesiones o los sustos que te causen, las llevaría el ciclista).

Lo más divertido —se lo deben de pasar pipa los ciclistas— son la cantidad de señales, unas en postes —postes significantes—, otras pintadas en el suelo, que se van a encontrar. Que si esto es una vía ciclista. Que si stop, que si ceda el paso. Que si no corra a más de veinte —¿llevan velocímetro las bicicletas?—. Que si obligatorio (¿?) para las bicicletas circular por el carril: ¡una señal colocada en el carril!, con lo que se supone que el de la bici la ve cuando ya está en él.

¿Y para las coches? Pues tampoco se han quedado sin señales que obedecer. La de: peligro, circulación de bicicletas es una de ellas, que yo recuerde. Otra es la de unas rayas pintadas en el suelo, cruzadas en la calzada, en paralelo a los pasos de peatones, que han quedado divididos en mitades.

Y todas estas monadas sin que ningún partido, ahora que se aproximan las elecciones, haya abierto la boca en contra. "¿Pero qué dice usted, hombre? ¿Oponernos nosotros? Si eso es lo moderno y lo ecológico".

Pero en fin, como parece que a los peatones no nos salva ya del carril-bici ni la paz ni la caridad, lo que no deberíamos permitir es que las bicicletas circularan por las aceras, de ningún modo. ¡Bicicletas por las aceras, no!

1/4/11

Paráfrasis

«(Mairena, en su clase de Retórica y Poética)

—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa".
El alumno escribe lo que se le dicta.
—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: "Lo que pasa en la calle".
Mairena.—No está mal.»

(A. Machado, Juan de Mairena, I)
***
—Don Felipe, cuando salga usted a leer su discurso meta algo sobre Gibraltar.
El príncipe saca unos papeles y lee: "El contencioso histórico bilateral que aún sigue pendiente...".
García (En sordina).—Ridículo, Príncipe.

17/3/11

¿Son necesarias las necesidades de energía?

Hay un planteamiento en el que tienen razón quienes aseguran que aunque no nos guste la energía nuclear hace falta para atender las necesidades energéticas de la sociedad. Es sólo que quienes eso afirman no ponen en cuestión tales necesidades; no plantean la necesidad de esas necesidades: entiéndase, la necesidad para la gente y no para el sistema basado en el constante consumo para la producción y la producción para el consumo; necesidades al servicio del movimiento del dinero inducidas especialmente por la publicidad; necesidades, en fin, innecesarias.
       Me vienen a la memoria los versos de Antonio Machado (en Proverbios y cantares, de Campos de Castilla), que tan claramente dicen lo que yo con tanto enredo y trabajosamente trato de decir:

                              Bueno es saber que los vasos
                              nos sirven para beber;
                              lo malo es que no sabemos
                              para qué sirve la sed.


        Pues eso: ¿Para qué sirven las necesidades de energía que la energía atómica —y las otras, por supuesto— satisface?

16/3/11

Escarnio a las víctimas

Hace falta ser fanático para explicar (¿?) —lo leí ayer en un blog de por aquí— lo que ha ocurrido —está ocurriendo— en el Japón como un castigo divino por tanto aborto, tanto divorcio, tantos ataques a la familia tradicional...

"Y entonces", preguntaría uno ingenuamente, "aun aceptando lo inaceptable de semejante castigo a los pecadores ¿a qué se debe el castigo contra quienes no han abortado ni se han divorciado ni... ?". "¡Dios escribe a veces derecho con renglones torcidos!", replicaría, probablemente, el mismo fanático. "¿Ah, sí?", contestaría uno a su vez, "¡Pues ya podría meterse Dios sus renglones torcidos por donde yo le dijera... y aun los derechos!".

Fanatismo, afrenta a las víctimas y falta de caridad cristiana, todo en el mismo lote del fanático.

Ni el mismo Jesús se atrevió a poner como causa de la ceguera de nacimiento el pecado del ciego —ni el de sus padres—, aunque, eso sí, lo cargó en la cuenta de la voluntad divina sólo para que ésta se manifestara, con lo que, por cierto, tampoco Dios quedaba en muy buen lugar.


          Pasaje aludido:
«Pasando [Jesús], vió a un hombre ciego de nacimiento, / y sus discípulos le preguntaron: Señor, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego? / Contestó Jesús: ni éste ni sus padres pecaron, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios».
          Juan 9, 1-3

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Haitiada

7/3/11

La raya

A propósito de la reducción del máximo de la velocidad en la Autopista han aparecido por doquier expertos en consumo, o en ahorro, de gasolina —essence—. Hace unos días salía uno aquí demostrando, con formulita y todo, que la disminución de la velocidad aumenta el consumo. No seré yo quien lleve la contraria ni en un sentido ni en otro,
(entre otras razones por dos, principalmente: 1. Porque no quiero dar más pábulo a lo que no parece ser sino asunto capital para los medios y su negocio publicitario. Y 2. Porque el asunto en sí del despilfarro de carburante me importa un comino: no deja de ser un episodio más de la ciclotimia del régimen dominante del dinero, de sus ciclos maníaco-depresivos)
es sólo que, sin entrar en muchos intríngulis, me doy cuenta de que un hombre corriendo se cansa más (¿gasta más energía?) que andando a paso vivo, y más a paso vivo que paseando. Y es también que si el gobierno, temiendo las consecuencias de unas guerritas o guerrillas que se están produciendo en el norte africano, con el fin de incorporarse sus habitantes al régimen universal, ve peligrar el suministro de energía para que anden los coches —y, como símbolo, el sistema—, lo lógico sería que se fabricaran menos.
(Más de uno, seguramente mejor informado que yo, me diría: "¿Estás loco?, ¿Y los puestos de trabajo? Y, además, ¿no te has enterado de que es el gobierno, precisamente, el que ayuda con subvenciones a la compra de coches?").
Pero bien, lo que sí me interesaba destacar del disgusto de los conductores por la medida de la reducción de la velocidad es que no creo que se deba tanto a la pérdida de tiempo por tener que ir más despacio
(ayer salía por la pantalla un experto en algo, quien había calculado que se iban a perder tropecientas mil horas —no recuerdo que dijera para qué se perdían— como consecuencia de la dichosa reducción. Ya puesto, podría haber calculado cuántas se pierden con el trasiego inútil automovilístico para no ir a ningún sitio, como es lo habitual, y para no hacer nada)
ni a un cierto temor a aburrirse conduciendo a una velocidad más baja (ya hacen falta ganas para pasárselo bien conduciendo), incluso a dormirse como pronosticaba un as del volante (también hacen falta ganas para hacerse un as en esto), sino a que lo consideran nada menos que un atentado contra la libertad (¡gobierno liberticida!, habrá exclamado más de un liberaloide o acratoide, como cuando lo del tabaco), cosa por otra parte nada extraña dado el carácter simbólico de libertad que la velocidad tiene. Pero hasta tal punto llega el simbolismo que rebajar los 120 hasta ahora permitidos a 110 es como pasar una especie de gradiente o raya que separa la libertad de la tiranía.