30/11/09

Escándalo al cuadrado

En relación al caso del joven de Tenerife linchado por los medios parece que estos han entonado el mea culpa. Pero sólo lo parece, porque lo que han hecho, aparte de hablar de linchamiento social, encubriendo o desliendo su específica responsabilidad en el genérico "social", es que la disculpa se debe a que el joven al final no ha resultado ser culpable sino que ha quedado libre sin cargos. Es decir, que si hubiera sido culpable de lo que los medios y los bellacos gritones a las puertas del juzgado lo acusaban, tal linchamiento se habría dado por bien empleado: "puesto que era culpable", habrían pensado, "¿qué importa que le hayamos dado leña al mono?".
      ¿De dónde me saco que la disculpa se debe a lo que imagino? ¿Me paso de malpensado? No: lo saco de que ha habido otros muchos casos en que el acusado, y acosado, ha resultado culpable y no sólo no ha habido disculpa ninguna sino que, tras la sentencia, se ha seguido dando caña.
      Con lo cual el supuesto mea culpa de los medios no sólo es falso sino infame al añadir al primer escándalo del linchamiento este otro de "hemos hecho mal al vapulearlo puesto que era inocente".

29/11/09

La jauría

Han echado estos días por la televisión (no hace falta averiguar por qué emisora: ¿no son todas la misma?) imágenes de la entrada de un joven a la comisaría —cuartelillo o juzgado, no me he enterado muy bien—, acusado de la muerte de una niñita. A la puerta, un grupo de iracundos vecinos increpando al detenido y pidiendo su cabeza. Los más moderados, "el cumplimiento íntegro de las penas": hay que ver lo que les enseña la tele.
               (Me pregunto cómo se comunican entre los elementos de se-                    mejante tropa. Probablemente con mensajitos de portátil).
      La escena no es nueva y se viene produciendo ya desde hace algunos años con cualquier detenido al que tal tribunal considere culpable, tribunal constituido a golpe de lo que la policía y su mejor correveidile y portavoz —la prensa, y no digamos las televisiones, encargada de difundir los comunicados y filtraciones de aquella— y los prohombres —y promujeres, ¡cómo no!— del poder llaman "alarma social", un concepto tan exitoso como guarro.
      En el caso concreto al que aludo, el acusado, por lo visto, ha quedado en libertad sin cargos. Pero esto es indiferente para las bascas que me produce siempre ver a estos grupos gritones de 'buena gente', cualquiera que sea o resulte ser la calidad o culpabilidad o no del acusado.
      Y es que, por si no tuviéramos suficiente con policías y jueces, salen estos justicieros, amparados por los medios de comunicación (tampoco hace falta aclarar, porque todos son el mismo), a impartir justicia antes del juicio, y aun después en tertulias de opinantes sobre las sentencias judiciales, bajo el dogma de la libertad de expresión. O en plena calle, en la que está de moda que el periodista, micrófono en mano, se lo incruste —casi literalmente— en la boca a quien se le tercie, y saquen en el telediario cualquier parida que el hombre de la calle haya podido soltar.
      Otra muestra más de cómo los medios son transmisores de las ideas del poder. ¡Qué asco de vocingleros!

28/11/09

Añadido a La prensa y la publicidad

La edición de hoy del mismo diario consta de unas 140 páginas, suplementos incluidos, con tres folletos publicitarios encartados. Y digo "de unas" porque el suplemento dedicado a "viajes", es decir a turismo, junto con los tres folletos, lo he depositado amorosamente donde correspondía antes de llegar a casa, con lo cual no puedo saber con exactitud cuántas páginas traía. Imagínese usted la cantidad de publicidad encubierta que puede traer este tipo de suplementos.
     Estos tochazos que meten fue una de las razones por las que dejé de comprar el periódico —cualquiera— algunos días, como los domingos, harto ya de llevar a casa kilos de papel, y, de paso, es mi aportación particular a la ecología, práctica que me permito aconsejar. ¿Que quizás usted, de "oración" diaria, va a tener mono de prensa y se va a creer que se está perdiendo algo? Probablemente, pero se le pasará.
(Y, hablando de publicidad encubierta, hoy publican a toda página un anuncio de la edición de un libro —por una editorial de la casa— cuyo autor fue entrevistado, casualmente, el pasado sábado para las páginas del periódico).
    Lo curioso es que al diario, este derroche de papel no le debe de resultar contradictorio con el hecho de, alguna que otra vez, sacar artículos —editoriales incluidos— o reportajes ecologistas. Conste, por otra parte, que este varapalo al periódico en cuestión no creo que haga falta mucha imaginación para hacerlo extensible a los demás.

27/11/09

La prensa y la publicidad

Ayer jueves, en la edición de El País del día hice el siguiente cálculo aproximado: de un total de 72 páginas, incluidas las del suplemento de 'Madrid', 24 eran de publicidad, incluidos los anuncios por palabras y en estos, los de prostitución. No recuerdo si traía algún panfleto publicitario encartado, y si así fue lo deposité directamente en el primer contenedor de papel que encontrara, como suelo hacer.
        La proporción dicha la tomo como normal o de lo más habitual, por corresponder a un jueves, porque recuerdo, de cuando hace unos poquitos años compraba el periódico el viernes, que este día era un auténtico tocho, aunque nada comparado con el del domingo, día de la semana que hace más años aún que no compro periódico alguno, y tan ricamente, por cierto.
       Pero, siguiendo con mi cálculo, quiere decirse que por cada dos páginas de información propiamente dicha había una de publicidad (sin contar la publicidad encubierta: de hacerlo, probablemente las 24 págs. serían 30). O sea, cada dos informaciones, u opiniones, tanto da, sostenían un anuncio. O, lo que es lo mismo, para incrustar un anuncio se necesitan, y se fabrican por tanto —"se producen", como dicen los locutores—, dos noticias (catástrofes, escándalos, matanzas, secuestros, rescates, suicidios, malostratos, condenas de malostratos, declaraciones idiotas, contradeclaraciones no menos idiotas; grupos de vecinos vociferantes y justicieros ante los juzgados para reclamar todo el peso de la ley, y aún más si hiciera falta, sobre el reo; sentencias judiciales, opiniones sobre sentencias judiciales, cartas al director, reivindicaciones, manifestaciones, asesinatos terroristas, manifestaciones para gritar que no se está de acuerdo con los asesinatos terroristas, crónica del partido del siglo, comadreos, última novedad cultural o editorial, crítica sobre la última novedad cultural o editorial...).
       A donde quiero llegar es a que la información seria está al servicio de la información publicitaria —y ésta, claro, al servicio del dinero—, que es de donde la prensa obtiene los beneficios, y como ejemplo extremo está la llamada "prensa gratuita", este diario, por ejemplo, que nos acoge, que nos sirve de soporte para que pongamos nuestras cositas en letra de imprenta, a cambio de servirle de soporte para la publicidad.
      Otra cosa que me parece que queda bien clara es la perfecta imbricación entre prensa y dinero o, dicho más a la antigua, entre prensa y capitalismo. Hoy sería imposible que éste funcionara sin aquella. De ahí que resulte absurdo esperar de los medios nada realmente nuevo y amenazante para el "Sistema". De ahí también que la prensa resulte la metáfora e imagen perfecta del "Sistema".
      A propósito de amenazas para el "Sistema", ayer hubo cierto escándalo, otro más de los que tanto gustan, pero esta vez con los propios diarios como "protagonistas", como dirían también los locutores, o con algunos de ellos. Me refiero a que ha habido gente, jornalistas y opinadores profesionales mayormente, que han montado en cólera porque, por lo visto, una docena de periódicos publicaron el mismo editorial, en apoyo, parece, de la constitución de una de las españas o españitas: que si vendidos al poder, que si hasta ahí podíamos llegar con la libertad de prensa, etc.
(Supongo que hoy, la escandalera se habrá reflejado en la prensa escrita —además, ¿cómo no?, de en la impúdica verborrea de arradios y televisiones— pongamos a tres páginas por periódico dedicadas a tan transcendental asunto, que, si mis cálculos son correctos, habrán proporcionado una y media de publicidad).
       La prensa no es que se venda al poder, sino que es el poder o lo sustenta, aquí y en las chimbambas, pero sobre todo aquí —quiero decir en "occidente" o "primer mundo", donde padece hipertrofia—, donde es una de las mejores armas del poder. Y quien piense que los medios están para luchar contra él ya se puede ir bajando del guindo.

26/11/09

Breves (13)

Probablemente, el miedo a resultar discriminatorio está llevando el habla a extremos ridículos. Oído hoy en la tv: "Si una persona se queda embarazada…". No "si una mujer se queda embarazada…", no vaya alguien a imaginar, pensarán los tarugos que así hablan, que las mujeres no son personas. A este paso, desaparecerá 'mujer' del vocabulario y habrá que referirse siempre a ellas como 'persona'.

24/11/09

Diálogo

[V]

   —Te oigo mal, Lolo: quitémonos de aquí, de debajo del panel informativo-publicitario, mientras llega el convoy.
   —Sí, Mely, porque, no conformes con que haya publicidad e información (es decir, 'nada') por doquier, el metro tuvo hace años la malhadada idea de colocarnos la "aplastante realidad" sobre la cabeza o frente a las narices en forma de estruendosas pantallas: así no hay manera de poder hablar o dedicarse uno a pensar en su prima.
    —Mientras te esperaba han estado dando noticiazos acerca de una cosa que llaman "economía sostenible" o "soportable", no se bien, que, por lo visto, se propone hacer el Ejecutivo.
    —¿Qué "ejecutivo"? ¿De qué empresa?
    —No estás al tanto de la jerga, Manu: me refiero al gobierno.
    —¡Ah, sí! Algo he oído. Y no le veo la gracia al invento (suponiendo que alguno de los de los mandamases o aspirantes pudiera tenerla). Porque tanto si es soportable como insoportable (se deduce que ésta es la que ha habido hasta ahora: ¿desde cuando? Y ¿cómo es que se ha soportado o la hemos soportado?), en todo caso, de tragar 'economía' se trata. Curioso eufemismo, por cierto, para lo que toda la vida se ha llamado 'capitalismo'.
    —Quizás de lo que se trate es de un capitalismo moderado o con freno, como si dijéramos, sin los salvajes efectos padecidos hasta ahora.
    —Quizás, Amelita. Pero de lo que no cabe duda, y esto es lo que cuenta, es de que de esa supuesta alternativa que el baranda del gobierno va a exponer a sus colegas, lo que prevalecerá será la 'economía' (por seguir usando el término), es decir, el reinado del dinero.
    —Lo que dices me recuerda un comentario de ayer del transcriptor de estos diálogos, en el que peroraba sobre que en los negocios y chanchullos ejecutados con todas las de la ley se usaba la corrupción como coartada. Con sofisma o falso silogismo, algo así como: «'A' es inaceptable por ilegal; 'B' es legal, luego 'B' es aceptable». Pero, ¿tú crees que son tan inteligentes como para perpetrar semejante truco lógico?
    —Al menos, listos para olerse que el truco puede funcionar, entre otras razones porque se usa mucho y, ¡Dios!, con resultados.
   —Nos esperan, Lolo, queramos o no, en los próximos meses tremendas discusiones en los medios (con tertulias, editoriales, blogs, videos, mítines, contramítines, etc.) sobre la "economía sostenible", de las que saldrá sana y salva la 'economía'.
      —Eso me temo, Mely… Ahí viene nuestro tren.

23/11/09

La corrupción necesaria

Parejas famosas (2)

Se oye ("se escucha", dirían ahora) doquier clamar contra la 'corrupción', incluso un prócer de la oposición al gobierno, en una vuelta más de tuerca, se adelanta y, rindiendo de paso el culto idiota al número redondito, propone un decálogo de 50 medidas regeneracionistas y propagandísticas —ni una más ni una menos— para atajarla, con la esperanza, seguramente, de que otros partidos las rechacen, para poder criticar que las hayan rechazado.
        Pero no se de qué se quejan: si además de listos, que a veces parecen demostrar ser, fueran 'inteligentes', en el buen sentido de la palabra, se darían cuenta de que la corrupción (ilegal) es necesaria para que se mantenga la otra, la más importante, la que hace que el dinero se mueva, la corrupción legal. ¿Que esto es una contradicción en los términos? ¡Que se lo ha creído usted!: ésta es la que resulta, aunque sólo sea por contraste, amparada y legitimada por la c. i. Lo que pasa es que tiene que ser limitada, de forma que no se vaya a exagerar y se cargue el "Sistema". ¡Moderación, regeneración y orden, señores!
        Los encargados por el propio "Sistema" de poner límites a la c. i., los que cumplen la función de que el engrase no se exceda, son —con las mejores intenciones, faltaría más—, en primer lugar, los medios de comunicación, cumpliendo con su sagrado deber de controlar al poder (¡imagínese!: los medios, que son poder, controlándolo: la zorra al cuidado del gallinero), es decir de hacer que siga funcionando. En segundo lugar, policías y jueces cuando tienen éxito. En tercero, los propios prohombres de la política, con sus críticas o navajazos a los adversarios. Y en cuarto, ahora, propuestas esperpénticas como la del susodicho líder. Todo queda en casa.
         Una cierta corrupción, pues, es necesaria… para el capital, para los manejos legales del dinero: la que el "Sistema" permita, y limite a través de los citados mandatarios.
        ¿Quiere usted una lista de las corrupciones que el dinero perpetra con todas las de la ley? Yo empiezo esa lista con un par de casos y usted si quiere la continúa, que, aunque sea usted un caso perdido de lector de prensa o teleespectador y los árboles no le dejen ver el bosque, seguro que se le ocurren muchos más:

1) construcción de millones de casas que no sirven más que para quedarse vacías y llenarse los bolsillos los constructores y la banca que, con sus hipotecazas de duración hasta que el hipotecado la palme, arruinan a los incautos compradores; hipotecazas concedidas con el dinero de su vecino, quien tal vez por ser menos manirroto que usted —que no sabe usted ahorrar, hombre— o más hormiguita ahorrativa, ha llenado las cajas del banco.
2) construcción por los ayuntamientos de agujeros y túneles para enterrar los coches cuya compra a su vez ha sido subvencionada por el gobierno ante el chantaje —legal— de los vendedores de que si no hay subvención no hay ventas, y si no hay de éstas se pierden no se cuantos puestos de trabajo, y si se pierden estos, ¿quién le va a votar a usted?

         Todo en orden. ¿O no?

20/11/09

Diálogo

[IV]

   —(Pero, ¿qué hará el Pipo tan temprano a las puertas del dispensario? A ver si puedo seguir sin que me aperciba, que, como se dedica al dolce far niente, enseguida pega la hebra).
   —¡Chiissss…! ¡Mary Rosas!... Perdona las maneras, pero te escapabas. ¿A dónde vas tan expresa? Pero, ¿qué digo? A trabajar, seguro: ¿a que sí?
    —Pues claro. No todos vamos a hacer como tú, o a no-hacer, mejor dicho, a vivir de subvenciones del gobierno o de las rentas.
    —Oye, para una oportunidad que aprovecho de sacarle el jugo al estado… y, no te creas, que mi trabajo me cuesta. Y, además, yo soy una prueba de que no hace falta trabajar tanto, sobre todo ahora con los adelantos que hay: tú, que eres tan leída y hasta escribida, ¿no leíste, en la escuela, a donde os veía acudir a mi hermana Rosa Mary y a ti, en vuestros años de esplendor, que estabais para… ?
    —¡Pipoo…!
    —¿… no leíste en la Biblia que el trabajo es una maldición?
   —¡Buah!, con las antiguallas que me sales. Al contrario, ahora es cuando hace falta trabajar más, con la cantidad de paro que hay, y porque esos "adelantos", como tú dices, habrá que mantenerlos y cambiarlos por obsoletos cada dos por tres. Y, también, hay que sacar adelante a España…
    —Pues no diquelo: en habiendo tanto paro, lo lógico sería trabajar todos menos para que hubiera para todos.
    —Pero entonces, el sistema…
    —¡Ondia, Rosas! ¿No te habrás empleada de economista al servicio de la Causa?
    —No se de qué causa me hablas, chaval. Y no se dice 'empleada' sino 'empleado'. Pero siii, me he empleado, y ¿qué pasa? ¿algún problema con eso? Cada uno trabaja en lo que puede, ¿no?. Pero bien, a lo que iba: ¿se puede saber qué haces por aquí, a horas tan intempestivas para tí, que no son ni las ocho?
    —Vaya, sarcasmos, ¿eh, Rositas? Que si no fuera por lo buena que te conservas…
    —¡Eh, para y al grano! No intentes camelarme. ¿Me explicas o no?
    —Bien, te explico: estoy esperando a ver si abren y me meten un chute…
    —¡¡¡¿Pero no lo habías dejado?!!!
   —¡Malpensada! Me refería a un chute… de virus, a la vacuna. ¿O es que no has oído que hay que…?
   —¡Ajá! Que te han convencido; a tus pocos años, y bohemio como presumes ser. Te han metido el yuyu en el cuerpo. Pero, tú, en todo caso, ¿perteneces a algún grupo de riesgo?
    —Ni de riesgo ni de nada, pero es que hay que prevenir.
    —Ya veo, ya. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Porque el que a tu edad andes ya previniendo la gripe me recuerda a mi abuela que es más vieja que el Matusalén, y sabido es que cuanto más viejos, más cerca sentimos el aliento de la pelona.
    —¡Desprevenida que eres! O te lo aparentas.
    —Es lo mismo.
    —¿Tú nunca te has vacunado?
   —Una vez, contra la gripe, cuando los expertos no se dedicaban a ponerle sobrenombres alfabéticos, y agarré un trancazo de mil pares.
    —Bien, sigue con tus descuidos, Rosy: en otras cosas supongo que serás más precavida ¿no?
    —No empieces otra vez, Pipo. Anda, que creo que ya viene a abrir el sanitario. Consérvate sano.
     —Y tú buena.

18/11/09

Diálogo

[III]

   —Yola, ¿no es Avelino ese que baja por la costanilla?
    —El mismo. A ver si entra y quiere tomar algo.
    —¿Se habrá hecho diariero?: parece que viene con una brazada de periódicos.
    —No creo. Lo que pasa es que los irá a utilizar para algo.
    —Hola, Avelino. Le comentaba a la Yoli que si te dedicarías ahora, con la crisis, a la reventa de periódicos.
    —Hola, pareja…
    —Me parece notar cierta chufla…
    —Que no, hombre, no te amosques: al fin y al cabo hay millones como vosotros, conque por algo será.
    —Claro, y mal de muchos…
    —¡Y dale tú también, Yolanda…! Y lo de la reventa, Jose, lo decías por el fajo. No, es que les he encontrado una utilidad a los diarios y he aprovechado al entrar y salir del metro para hacer acopio de gratuitos, que les llaman, y algunos más que he recogido de los asientos del vagón: los necesito para pintar la casa.
    —Y qué, ¿alguna novedad?
    —Pues no, porque lo de la pintura no…
    —Creo que Yola se refería a alguna novedad en los periódicos.
    —¡Ah! Pero en los periódicos no hay novedades, lo que hay son noticias, que no es lo mismo y, en cierto modo, son todo lo contrario, en cuanto que la posible amenaza de algo nuevo queda desactivada por el registro como noticia.
    —Muy solemne estás hoy, Avelino… ¿Y eso que me parece entrever en uno de los ejemplares…? Algo del fin del mundo creo atisbar que dice.
    —¡¿Esto?! Sí, es la nueva paparrucha que se han inventado para entretenimiento de masas, que, como la memez del año 2000 ya les rebasó, han tenido que adelantar el hito y se han sacado lo del 2012, fecha en la que, por lo visto, se terminará el mundo, sin que se sepa qué es 'el mundo': ¿es 'todo'? Y si así es, ¿lo que acabe con todo se acabará también o se salvará del acabamiento? Pero estas minucias a los inventores y propaladores no les arredran, y hasta se puede ver el anuncio de una peliculaza (con catástrofes y efectos especiales a mogollón, seguro) que, al parecer, trata del asunto.
    —Como tampoco, Avelino, Jose, les arredra a los mercachifles, horoscoperos y plumillas el que esos números (nombres) de año lo son con arreglo a un determinado calendario, el que por aquí se usa, pero que si se mide con otro, más bien les descuadra el negocio.
     —Sí, ya se ve que nada nuevo… ¿Quieres tomar otra?
    —No, gracias, que, como os he dicho, tengo tarea. Lo primero que haré será cubrir el suelo con papeles... Hasta más ver, chicos.
      —Genio y figura…, el Avelino.

7/11/09

Oremos

Ha aparecido estos días una catarata de opiniones de los especialistas en todo sobre el secuestro de un barco: que si leña al mono que es de goma; que si a pagar y a callar; que si suelten a los dos que la autoridad ha detenido; que si el Es-ta-do-de-De-re-cho bla bla bla... En fin, cada uno con su opinión, como está mandado. Y ya se sabe que la media obtenida —¿como por destilación?— de la suma de la verdad de cada cual da... ¡la verdad!
        Pero sin haber atendido lo que se dice muy en serio a tanta cháchara, ayer sin embargo me llamó la atención la opinión —en la cadena de blogs del diario Qué!— de un maestro... de religión. El caso es que el hombre proponía algo que a nadie se le había ocurrido para solucionar el asunto: rezar. Eso sí, lo propone como medida complementaria. Nada más natural, pues si "Dios anda entre pucheros" —la santa de Ávila dixit— ¿no va a andar también entre barcos?
        Y entonces, ¿cómo es que a ningún tertuliano de plantilla o ama-teur se le ha ocurrido sugerir un arma tan poderosa, como creo que llama el buen hombre a la oración?
        Y para abrir boca y animar en el oremus hay, según nos cuenta el teacher, un tal don Valentín, a quien no tengo el gusto de conocer, el cual, por lo visto, ya se puso ayer a rezar en misa.
        Con el Aliado que invoca el especialista religioso no me extraña que pretenda como "solución menos mala, la que logre sacar con vida a nuestros marineros, preservar nuestro estado de derecho, reforzar la imagen internacional de España, prestigiar a nuestra armada, a nuestros políticos y a nuestro sistema judicial". ¡Virgen santa! ¡Ahí es nada! Pero eso no sería una solución propiamente dicha, sería un milagro en sentido estricto.
        El Invocado, por otra parte, es un experto en la manipulación marina: ya en una ocasión hizo que las aguas del mar Rojo, que había abierto para que pasaran los israelitas, se cerraran sobre sus perseguidores. Me pregunto si no podría volver a hacer alguna maniobra semejante contra los piratas. Oremos.

5/11/09

Explicación de una sigla provisional

El conchabamiento, cada vez más claro —u obscuro, según se mire—, la fusión, con-fusión, entre el capital y el poder político, o, si se prefiere, entre el poder económico y el poder estatal, no creo que necesite de muchos ejemplos que lo ilustren.
        Hoy mismo leo un titular que dice que la Banca ganará este año 6.000 millones de euros gracias a las ayudas del estado. Una cifra, por otra parte, absurda por enorme, e inabarcable para las entendederas comunes.
        Otro ejemplo —este en realidad es un clásico—: las ayudas a las fábricas de coches para que la venta no decaiga y se puedan mantener los puestos-de-trabajo y patatín y patatán.
        Y otro: las administraciones en todos sus niveles, desde el Estado al Ayuntamiento del pueblo más pequeño, pasando por los estatículos autonómicos, se meten a constructores de, por regla general, cosas que muevan cuanto más dinero mejor y, ¡¿cómo no?!, creen (¡verbo divino!) puestos-de-trabajo. No se si Dios andará entre pucheros, como decía santa Teresa, pero parece que anda entre obras.
        Hace poco hemos tenido el último ejemplo con motivo de la candidatura de Madrid a la Necedad Olímpica —que, por cierto, mueve mucho dinero—: ¡cómo prohombres del capital y de la política —y de los medios de información y del deporte— se relamían ante la perspectiva.
        En fin, este conglomerado entre lo que clásicamente ha sido capital por un lado y poder político por otro, me pareció que tenía que recibir un nombre, y no se me ocurrió otro, espantoso, lo reconozco, por eso es provisional, que el de CONCAYPO (Conglomerado de capital y poder), que usé en otro apunte. También podría significar Conchabamiento de capital y poder. Ustedes perdonen.

4/11/09

El público y el empresario

Es un tema que tenía en cartera. No veo el anunciado hasta la náusea programa de la Te uVe en el que el público (pero, "¿Quién es el público y dónde se encuentra?", que decía el otro) pregunta a prohombres, de las finanzas o de la política, que para el caso da igual.
      Pero aunque no lo veo, como el machaqueo tras cada edición es continuo con los resúmenes que la propia cadena, en autobombo, se encarga de hacer, el otro día oí decir a uno de los primeros que los empresarios lo que quieren es crear puestos de trabajo.
      Falso: el fin inmanente y trascendente de los empresarios es el de obtener los máximos beneficios posibles, tanto si para ello tienen que crear —¡oh verbo teologal!— puestos de trabajo como si tienen que destruirlos. Estos, como fin, les importan un bledo. Les importan, claro, como medio —el menor número de trabajadores posibles, según sus sesudos cálculos— para conseguir el susodicho fin.
      Pero lo curioso es que el público, cuando oyó la declaración del prócer, no estalló en los más sonoros de los abucheos y pateos que se hubieran podido oír en un estudio de televisión. Y no lo comprendo.

2/11/09

Breves (12)

A partir de la viñeta de hoy de El Roto: "EL SISTEMA ES INSOSTENIBLE PERO ETERNO" (las mayúsculas son suyas), mis notas:

1. El "Sistema" —o "sistema", no se cómo lo escribiría él—: eufemismo por lo que toda la vida se ha llamado el Estado.

2. El insostenible estado actual de cosas —denominado sumariamente "crisis" por el CONCAYPO: conglomerado de capital y poder— sostiene el Estado de siempre.

3. Cuando la "crisis pase" —expresión muy querida por el Conglomerado—seguiremos en el Sistema.

4. Seguiremos, por ejemplo, sometidos al dinero, ese abstracto cuyo dominio, sin embargo, muchos toman por una sociedad ¡"materialista"!

5. O seguiremos produciendo a toda máquina trastos y cosas sin más utilidad que la del sostenimiento del dinero y de los puestos de trabajo.

1/11/09

Otro poema del día

                  «Y cuando llegue el día del último vïaje,
                  y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
                  me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
                  casi desnudo, como los hijos de la mar.»

                       (Última estrofa de Retrato, de A. Machado)

Melancolía

                                        EL VIAJE DEFINITIVO
              «Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando,
              y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
              y con su pozo blanco.

              Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
              y tocarán, como esta tarde están tocando,
              las campanas del campanario.

              Se morirán aquellos que me amaron;
              y el pueblo se hará nuevo cada año;
              y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
              mi espíritu errará, nostáljico…

              Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
              verde, sin pozo blanco,
              sin cielo azul y plácido…
              Y se quedarán los pájaros cantando.»

              (Juan Ramón Jiménez, El viaje definitivo)