28/5/09

"Fiat lux!"

Hoy he recibido una carta de mi compañía eléctrica (una que últimamente va de verderona y ecológica y tal y que tiene como lema —¿aguantará usted la risa?— Queremos ser tu energía: en mi próxima reencarnación, si no logro llegar a Presidente de compañía eléctrica, me haré publicitario) en la que me comunican que "a partir del 1 de julio de 2009 el suministro eléctrico será realizado por las empresas comercializadoras de electricidad." (subrayado mío).
       ¡Canastos!, y yo que estaba en que el suministro eléctrico lo proporcionaba una "empresa comercializadora de electricidad". Pues parece ser que no: así es que a lo más que llegan mis entendederas es a pensar que fuera productora, que no "comercializadora", pero el diablo entenderá la diferencia.
        La carta sigue con que si el cambio "no supondrá ni el corte de suministro" —menos mal— "ni un coste adicional para usted", y así hasta el final en que terminan con un listado de "empresas comercializadoras de últimos recursos" y otro de "comercializadoras de mercado libre". Hay que descubrirse para leer las cosas que inventan entre prohombres de la empresa y del gobierno y los de la publicidad.

27/5/09

Sinécdoque

    —Oye, ¿sabes que se presentan los hombres de Rosa...?
    —Sí, pero no es 'rosa': es 'magenta'.
    —Bueno, pues los hombres de Magenta Díez.

Aunque es de mal gusto hacer juegos de palabras con los nombres de las personas, y sin querer herir a nadie, me he permitido fabricar el chiste (fácil), porque estoy harto de que, tomando la parte por el todo, se refieran al partido en cuestión nombrando a uno de sus miembros, quien, por cierto, no se qué cargo ocupa. Eso, que yo sepa, no ocurre en ningún otro. Quizás los simpatizantes debieran cuidar ese detalle. Pero en fin, allá ellos.
    Y además, ¿qué hace usted leyendo blogs en vez de estar en el fútbol como Dios manda?

26/5/09

La tortilla

Eso de la "cultura gastronómica" es capaz cada sitio (pueblo, ciudad, aldea, región) de ponerlo tan alto como la "identidad histórica" del lugar demande, hasta tal punto que, referido a España, quienes quieren meterles los perros en danza a los patriotas, no haría falta que pitaran el himno nacional ni que gritaran ¡muera el Rey!, sino que sería suficiente, incluso más eficaz y con la ventaja añadida de que levantaría en armas por igual tanto a la derecha como a la izquierda como al centro, o como se quieran llamar ahora los que pretenden "lo mejor de cada casa", sería suficiente, digo, con que gritaran ¡¡¡abajo la tortilla de patatas!!!
          Y entonces íbamos a ver cómo entraban al trapo, unos al grito de ¡arriba la tortilla!, y otros al de ¡tortilla o muerte!
         ¡Dios!... ¡La que se podría formar! ¿Que por qué doy ideas?... ¡¿Pero ideas a quien, si esto sólo lo lee usted, hombre?!

23/5/09

La agonía de la política

Aclarando antes que nada que lo de "agonía" lo digo en el sentido de 'lucha', 'competición', ¿'deporte'?
        Que la política tiene ese carácter, con la servidumbre implícita de tener que procurarse la victoria, no cabe la menor duda: lo podemos ver continuamente en los enfrentamientos entre partidos, pero algunas veces aparece meridiana y gráficamente claro, como me ha ocurrido esta mañana, al encontrarme en mi pueblo marquesinas de autobuses y muros empapelados con la propaganda electoral del Psoe, en la que aparecen el rostro del candidato de este partido y el del de la oposición, con la leyenda, algo así, Este partido se juega en Europa (¿a que son ocurrentes los publicitarios?), y más abajo: El futuro vs [sic por la dichosa preposición, así se les atragante] el pasado, o una ocurrencia semejante, creo; que tampoco es cosa de andar memorizando tanta pamplina.
        (Por cierto que la pegada en las marquesinas se ha hecho no sólo en los espacios reservados al efecto, y que paga el anunciante de turno, en este caso el partido, sino en laterales en los que, por aquello de que no impida la visión de la llegada del autobús, no está permitido hacerlo. Digo yo que pensarán que ¡al diablo con las normas, que la lucha es la lucha y la Causa lo merece!).
        Aclaro también que no tiren cohetes, al leer este apunte, los profesionales antiZapatero o antiPsoe, de los que no faltan casos por aquí, porque, a ver, que lea bien (si es que saben interpretar lo que leen) semejante fauna, que suele presumir de incorrecta, incorrectos de manual, absolutamente previsibles, y se percatarán de que su gozo en un pozo.

21/5/09

"Todo necio / confunde valor y precio"

Es uno de los 'Proverbios' más conocidos de Machado, y me lo ha traído a la memoria una polémica surgida en algunos de estos blogs sobre el valor de lo que aquí se publica, que yo desde luego lo veo muy efímero, valor que nada tiene que ver con el esfuerzo que a uno le haya costado escribir. Es un error y una estupidez deducir la bondad de un texto, u otra obra, en general, del hecho de que a quien lo haya parido le haya supuesto un gran esfuerzo. Una relación viscosa, ciertamente, la de 'esforzado' = 'valioso'.
        Esto me recuerda esa doctrina, más común de lo que se pueda pensar, sobre todo en los deportes (ahí tenemos a los escaladores, como ejemplo paradigmático, quienes deben de estar convencidos de que cuanto más alto es el pico al que se suben, y mayor, por tanto, el padecimiento, más hacen por la Gran Causa de la Humanidad), en las religiones (¡el Cristianismo triunfante, con su Cristo sufriente como prueba de verdad! Pero, "¡No puedo cantar, ni quiero / a ese Jesús del madero, / [...]"), en las ideologías políticas (las Revoluciones, con sus víctimas necesarias, o, más modernamente, el Progreso, con, también, sus necesarias víctimas), cuyo principal dogma se podría resumir en algo así como: "Sufro, luego es bueno".
        Otra manifestación de la confusión entre precio y valor, o esfuerzo y valía, es la que se da en los restaurantes, en los que, aun a riesgo de simplificar, se puede decir, no en aquellos que pudiéramos llamar de diario, en los que el cliente probablemente acuda en la mayoría de los casos por necesidades de su jornada laboral u otra circunstancia que lo obligue a comer fuera de casa, pero sí en los de lujo, a los que acuden adinerados requeridos por el cumplimiento de compromisos o aficionados a la gastronomía, incluso a la "cultura gastronómica", para más inri.
        En esos restaurantes, y en las ocasiones que he señalado, la norma es, norma inconsciente pero norma, alojada en algún lugar de la conciencia, cuanto más caro, mejor. Mejor será lo que uno coma, aunque le pongan una mierda pinchada en un palo en medio de un plato como una plaza de toros de grande. Porque a ver, si pago un precio caro ¿cómo no va a ser bueno lo que me como? Y mejor aun si encima tengo que presumir ante invitados de que la invitación me ha costado un pastón.
        Según escribía lo anterior se me ocurría otro ejemplo —serán infinitos—, que es el de la relación entre una nación y sus mártires: más grande se aparecerá ésta ante los patriotas y otras naciones, cuanto más sea la sangre sobre la que se sustente. Paradigma moderno de esto, el Estado de Israel, que hace valer a la menor ocasión los millones de muertos de los crímenes nazis, no faltando nunca quien esté dispuesto a conceder que "sufrieron mucho, luego tienen razón".

16/5/09

Antónimos

Salen los providas y mandatarios de la Iglesia con pancartas del estilo "No existe el derecho de matar. Existe el derecho de vivir".
            Pero el antónimo de 'matar' no es 'vivir', sino, en todo caso, 'engendrar' o 'procrear'; y aquí, que se sepa, a nadie se le prohíbe esto último.
            Un lema falaz, por tanto, donde los haya, que me recuerda a aquel otro cartelón infame, de hace unos dos meses, de la susodicha, que presentaba a un niño hecho y derecho como víctima del aborto, y que sólo puede revelar, tanto el de ahora como el de entonces, una conciencia o, en el mejor de los casos, subconciencia turbia.
            Pero el de ahora, peor aún, si cabe, pues siendo aquél un resultado de la falacia publicitaria, y falaz el lenguaje de ésta, incluso me atrevería a decir falaz por definición, es el lema de ayer, en cambio, el resultado de unas gentes del común, aunque, eso sí, más bien enfervorizadas con el asunto del aborto.

15/5/09

Yo objeto

En España (iba a haber escrito 'este país', pero no lo he hecho para evitar que patriotas se me tiren a la yugular. Así es que 'España') se ha invocado a veces la conciencia como instancia inapelable, soberana, para dejar de cumplir una ley o, lo que viene a ser lo mismo, pretender el objetor que la ley que va contra su conciencia no le obliga.
        Pues bien, me estoy pensando que en este país tan concienciado, que incluso ve con simpatía esa suerte de cristalización del individualismo más radical, voy a escribir, si nadie me lo impide, en cuanto termine este apunte, al Ministro de la cosa correspondiente para comunicarle que yo, por motivos de conciencia, no pienso soltar ni un céntimo a través de los impuestos para pagar la compra de automóviles, y para que el susodicho Ministro, a su vez, me diga cómo vamos a hacer efectiva mi sacrosanta decisión.
       Así es que, ¡por favor!, que alguien me sujete los dedos o me desenchufe el ordenador y me impida escribir, porque si no la voy a liar muy gorda. Si lee usted esto, Ministro, avisado queda.

13/5/09

El debate

Aun no ha terminado, hermano, no, qué va; tras muchas horas de parla de los próceres, y de sesudos artículos y finos análisis de sus concomitantes periodistas (profesionales o fracasados), vienen las cataratas de tertularios; de opositores y progubernamentales; de muñidores, en fin, todos ellos, del Dinero.
      ¿Pero como ha podido usted tragarse un tostón semejante en el que, aparte ya del asunto en sí, que se las trae, por su propia esencia agónica cada participante va a ver si gana?
      ¿No tiene usted suficiente con las competiciones deportivas, en sentido estricto, que le hacen tragarse porque a usted le gustan, y no hay mejor criterio que el gusto personal, como le han enseñado, para que encima se apunte a estas otras? ¿Tanto se aburre? ¿Se está usted preparando acaso para los Juegos Universales con que nos amenazan? Oiga: ¿y por qué no se compra un carro ahora que el gobierno socialista, y el del color que en su región le haya tocado padecer, le va a ayudar? Es más, podría comprárselo al chico mayor (que seguro que hasta sabe votar) e irse preparando para comprárselo a la chica en cuanto tenga edad para pedirle para el carné, porque seguro que ambos, los pobres, por mucho que follen con amigotes o novios también se aburren lo suyo. ¿No comprende que ya nacen con el instinto natural 'coche', como los patos, por ejemplo, con el de volar? Ande, hombre, ayúdeles, a ver si les va a crear un trauma si no lo hace.
      En fin, bueno, el que se haya puesto a leer y haya llegado hasta aquí significa, con el título del artículo, que no llevaba a engaño, que no había tenido usted suficiente ración de debate. Pobre.

9/5/09

¡Muévase!

En la primera dEl País se anuncia como gran noticia que "Cinco autonomías darán ayudas directas para comprar coches". Ni molestarme en averiguar de qué color político es cada gobierno de las susodichas, si del socialista (¿pero quien sabe lo que eso podrá significar hoy?) o de la derecha, porque esto, bajo la necesidad del Dinero de moverse, da igual.
        Tampoco me parece nada nuevo lo de las "ayudas": el sector siempre las ha tenido, al menos desde que el truco de sacar nuevos modelos de coches para que parezcan otros y, de paso, consolar al conductor del aburrimiento a los pocos años de la compra, desde que ese truco, digo, empezó a agotarse.
       ¡Qué sería del Capital, mientras éste no encuentre repuesto, sin uno de sus puntales básicos, como es el automóvil! ¡Y con todos los puestos de trabajo que cuelgan de él y sus industrias adyacentes, incluida la de reparación de heridos y entierros de muertos de los fines de semana (con los extras de los puentes)!
      Y como imagen del conchabamiento entre el Dinero y el Poder, en el mismo periódico, en páginas interiores, el Sucesor real, al volante de un coche que debe de ser la leche de potencia, velocidad y "prestaciones", flanqueado Aquél por un Ministro y un Presidente autonómico.
        En el pie de foto aparece el modelo del coche introducido como oblicuamente. ¡Cómo cambian los tiempos... para seguir igual! Hasta hace poco, un nuevo coche se anunciaba sentando a una moza de buen ver en el capó, enseñando cacha. En este caso se valen del Heredero, como dije, en el asiento del conductor, supongo que con la justificación, más o menos subliminal, de que la fabricación del artilugio en España contribuye a hacer patria.
      Y, finalmente, en el texto de la noticia, el periódico, respirando por la herida, llama "sector mortecino" al del automóvil, supongo que para justificar las medidas de "ayuda" de los Gobiernos (nacionales, subnacionales o supranacionales) para vitalizar al moribundo.

P. D. Si a algún lector aficionado a los autos se le ha bajado la moral, quizás pueda tener un subidón si se planta delante de la Te uVe a ver carreras de coches (o de motos, que tanto da): seguro que le pasan alguna.

7/5/09

Les informamos de que...

Conversaciones de Herminio con su sobrina Laly (VI)

        —Dime, tío... ¡Dime!
      —... ¡Ah!, hola, Laly. Es que aún no me he acostumbrado a que cuando me contestan al teléfono se dirijan a mí sabiendo quien llama antes de hablar. ¡Puñetas de tecnologías! Hasta hace unos años se contestaba con un "¡dígame!", sin saber, por supuesto, quien llamaba. De ahí se pasó al seco "¡si!" Y hasta al actual, por los aparatos con ventanita: "¡dime!"
     —Bien por el recorrido histórico, tío Herminio. Y tiene sus ventajas lo que dices porque si no quieres no contestas, algo que he acabado practicando últimamente con algunos números que ya conocía y que me llaman para ofrecerme las últimas maravillas de sus productos o para informarme de que me ha correspondido ("para usted y un acompañante") un viaje a las Chimbambas a condición de que yo llame a... en fin seguro que ya conoces las triquiñuelas.
      —Sí, pero yo soy muy expeditivo. Antes aguantaba sus rollos pacientemente hasta que veía el momento de cortar, rollos durante los cuales me restregaban el nombre propio, me hermineaban a cascaporro ("don Herminio, esto", "don Herminio, lo otro") o me caballereaban si no sabían mi nombre ("caballero... "): un truco probablemente aprendido en alguna escuela de 'psicología del comercio', ("especialistas en tí"). Ahora sus asaltos no me duran ni cinco segundos: enseguida los calo y corto con un "gracias, no me interesa" o algo por el estilo.
      —Seguramente en muchos casos nos perderemos valiosísimas informaciones...
      —De 'informaciones' precisamente no andamos escasos: si por algo se caracteriza este tiempo es por la información, en concomitancia y complicidad con los modos y modas actuales del Capital, ya sabes, eterno: a todas horas, en todas partes y por los medios más diversos...
        —Eso del 'Capital', tío Her, una antigualla ¿no?, ahora se dice...
     —Claro, no has leído el articulito del otro día en que se hacía alusión a eso, trayendo a colación los versillos de don Antonio: Ya se oyen palabras viejas. / Pues aguzad las orejas. Bien. Te decía de la información, y no me refiero sólo a la barahúnda informativa de noticias y chinchorreos que vomitan a carretones emisoras, televisiones y periódicos, sino a la información, pudiéramos llamar callejera (con la que te das de narices quieras que no), de (y te hago sólo una breve enumeración): vallas comerciales (entre las que hay que incluir, ¡¿cómo no?!, las de las obras municipales, estatales y estatículos regionales, junto a las que aparecen, las de la empresa constructora); señales circulatorias; pantallas a toda pastilla en el Metro; buzones atascados con propaganda, bien en forma de pasquines, bien en forma de periódico municipal que sirve de propaganda al Ayuntamiento de turno, o bien como guía publicitaria disfrazada de noticiario, del estilo de éste al que servimos de sostén...
      —Ibas a ser breve...
      —Perdona, Lalita, tienes razón.
     —Y,además, estoy entrando en el Gran Centro Comercial en dónde no sé si podremos seguir la charleta.
      —Preciosa, buen sitio: ahí no te va a faltar información.
      —Gud bay, tiíto.

Le iba a haber propuesto a mi sobrina un grito revolucionario, pero no me ha dado tiempo, tal es la prisa que parecía llevar por meterse en el antro, lema muy apropiado para éste:

¡MUERA la PUBLICIDAD!

                         
Nota del editor: versos de Machado en Nuevas canciones

5/5/09

Gibraltareñas

Dos anécdotas (o chistes) en torno a la Roca; creo que muy conocidas. Las dos deben de tratar de por los años 50 ó 60; en todo caso, de la época de la dictadura.

1. Una alegre y patriótica muchachada se planta ante la embajada británica, y al oir los gritos sale un empleado, quien pregunta: "¿Qué queréis?", "¡Gibraltar!", es la respuesta de los mozos. A lo que el funcionario responde a su vez, al tiempo que cierra con un tremendo portazo: "¡Aquí no lo tenemos!".

2. Más o menos el mismo rebaño, supongo, en el mismo sitio. El embajador oye el alboroto y telefonea al Ministro de la Gobernación, como creo que se llamaba entonces al del Interior, para quejarse. Éste le dice al embajador: "¿Quiere que le mande más policías?" "No señor", responde el embajador, "lo que quiero es que me mande menos estudiantes".

4/5/09

El Capital se acomoda


'Saturno devorando a un hijo', GoyaL’Argent n’a pas de Maître

Que nadie se encalabrine por el término algo tremebundo del título (¿anticuado?: mas —Ya se oyen palabras viejas. / —Pues aguzad las orejas.), pero ¿qué iba a decir?: ¿el ‘Sistema’?; me da un poco la risa floja.
      El caso es que el Capital necesita sus acomodos —ajustes— periódicos para sobrevi- vir (unas ruinas empresariales por aquí, unos miles de despidos por allá...), de lo que en los últimos meses estamos teniendo muestras con eso a lo que sumaria y tontamente denominamos “crisis”, que para ser tal ya dura mucho, puesto que ‘crisis’ alude a algo momentáneo, puntual, diría un periodista o un prócer de la política o de la empresa.
        Más bien tiendo a pensar que el Capital, tras haber dejado en el camino numerosas víctimas privando a mucha gente de su medio de vida o llevándola a la ruina hipotecaria, y aumentando las desigualdades, empieza a encontrar sus nuevos métodos para perpetuarse.
      No es posible mantener indefinidamente engañifas tales como: la antigualla del automóvil, con más de un siglo, que había que cambiar cada cinco años; los trasiegos turísticos sin parar, cuanto más lejos y más costosos mejor, haciendo el gilipollas con la cámara de vídeo; los churrascos de la quincena veraniega en la playa —bueno, en los últimos años creo que se optaba por la “semanita”—; y, sobre todo, la construcción sin tasa, desde que se empezó a construir, es decir destruir, la costa con el desarrollismo de aquellos ministros opus meapilas de hace 50 años, hasta los tiempos democráticos en los que se ha hecho hasta en los parques (en mi ciudad, botón de muestra, se está construyendo como 1/3 de un parque por aquello de la Cultura, y porque, ¡vive Dios, hay que dar trabajo!).
        ¿Iban a durar todos estos cuentos, y muchos más, indefinidamente?
        (Según terminaba de escribir el presente comentario leo en la portada del periódico que “Grandes cocineros crean menús más asequibles”. Otra tomadura de pelo: la de los restaurantes carísimos para ricachones).
        Llega un momento en que la publicidad y la televisión, firmes aliadas del Capital, no pueden exprimir más a las masas, y hay que cambiar y buscar nuevos embelecos y, sobre todo, no hay que permitir que la gente caiga en la cuenta de vivir modestamente: sería la rüina del Dinero. Y tratando de encontrar el nuevo acomodo es en la que el Capital anda. ¿La crisis, dice usted? Llámelo como quiera.

¡MUERA la PUBLICIDAD!

2/5/09

La vírgula

Desde hace unas semanas han brotado como hongos unos cartelones en las obras municipales de mi ciudad, cuyo nombre prefiero callar. Los han colocado en cada obra en parejas: uno de ellos por parte del Gobierno y el otro por el Ayuntamiento. Los dos, obviamente, tienen el mismo fin: Ellos lo llaman ‘información’; yo, ‘propaganda’, porque ¿qué sería sin ésta de los gobiernos de cualquier color, ya sean estatales, municipales o regionales? (De estos tenemos abundantes pruebas en la región madrileña: un pastón se deben de gastar en decirnos, por ejemplo, que tenemos el mejor Metro de la tierra. Y digo "gastar", pero debería decir ‘invertir’ porque eso es para Ellos la propaganda: inversión en votos).
        Los cartelones los colocan aunque sea para una obra tan simple como hacer un resalto en un paso de peatones, que les lleva, hinchando el perro, como mucho tres días. Pero allí los dejan. ¿Para la posteridad?
        El cartel del Gobierno, ¡oh genios del diseño!, anuncia un llamado plan E, pero coronando esta letra con la tilde ~, que remite a la ‘eñe’, letra tan nuestra, tan de nuestra esencia, ¿verdá usté? Quizás algún lector recuerde, a este propósito, la que se armó hace unos años porque había no se qué problemas o nos querían quitar la susodicha letra de los ordenadores. ¡Hasta ahí podíamos llegar: una letra tan española! (También, por cierto, un ministro felón quiso retirar de las carreteras el toro de un coñac, y no se lo permitimos; ¡menudos somos los españoles cuando nos ponemos!)
        Pero, volviendo a las obras: de no haber sido por el dichoso plan (trabajar por trabajar, dar trabajo para que la maquinaria no se pare) muchas obras no se habrían hecho, pero no porque no hubiera dinero sino porque maldita la falta que hacen.
        ¡Ah! "La España de charanga y pandereta, / cerrado y sacristía, / devota de Frascuelo y de María, / de espíritu burlón y de alma quieta," ¿De verdad "ha de tener su mármol y su día, / su infalible mañana y su poeta"?

1/5/09

Contra el trabajo

'Concierto en Do mayor para rebaño de ovejas', Isabel Villar
Panfleto naïf 

Uno de los síntomas de la pobreza moral de la época es la positivación del trabajo, el trabajo como algo bueno en sí mismo, olvidando, parece que ya definitivamente, que es una maldición divina, que es bueno sólo en la medida en que nos libera de la necesidad.
      Considerarlo de otra manera es someterse a la necesidad del Capital; es renunciar a plantarle cara a éste y contribuir a su engorde; es hacer de la necesidad virtud. Es, en definitiva, puro entreguismo.

¡Muera el Capital!

¡Muera el Trabajo!