19/6/11

La otra pata

Trata hoy Javier Marías en su artículo semanal —Recuerden que no somos máquinas— el asunto de la sobrexplotación de los trabajadores en general, entendido el genitivo 'de los' como genitivo objetivo, claro está, —largas jornadas, para quienes tienen trabajo— y de los deportistas e incluso escritores —él respira por la herida— en particular. Los deportistas, jugando sin descanso este o el otro torneo, y los escritores —él al menos, deduzco—, a quienes apenas si han terminado de publicar un libro y ya les están preguntando sobre su próximo proyecto.
            Pero echo en falta en el artículo de Marías —en términos generales estoy de acuerdo con él— la crítica de lo que pudiéramos llamar la otra pata de la tenaza de la explotación: el consumo. En efecto, al fenómeno de la explotación del trabajador en la producción de inutilidades le corresponde el del consumo de esas inutilidades, promocionadas con la apabullante, y a su vez, explotadora publicidad.
            Veo con asombro, ateniéndome al aspecto de lo deportivo, cómo hay masas de individuos —valga, dicho sea de paso, la redundancia entre 'masa' e 'individuo'— que consumen partidos y encuentros deportivos por televisión sin cuento: yo, que no soy aficionado a ningún deporte, siempre que veo, sin poderlo evitar, que están echando por la televisión un partido de tenis, por ejemplo, entro en la sospecha de que es el mismo de ayer o de hace un año o de hace... y que están jugando el mismo partido desde que se inventó tal juego.
            También me asombra, por tratar el otro tema de J. M. en su comentario, que se puedan leer —consumir— tantos libros como se publican, y sospecho que una gran parte de la que se compra se queda sin leer.
            Ni que decir tiene que, por regla general, cada ciudadano es víctima de una doble explotación: como productor, por necesidad, muchas veces de chorradas, y consumidor espoleado en una gran parte por la publicidad.
            Por cierto, por si no lo he escrito ya suficientes veces:


¡MUERA la PUBLICIDAD!

18/6/11

Me mondo, lirondo

Revista de prensa


15/6/11

Terrazas de veladores en Alcorcón: el Psoe le deja hecho el trabajo sucio al Pp

15/06/11 19:03

Veamos en qué consisten estos trabajos sucios que el hasta ahora gobierno del Psoe de Alcorcón le ha dejado hechos al nuevo gobierno del Pp.

1. En el 2011, el Ayuntamiento, con el acuerdo del partido único opositor (Pp), aumentó las tasas por terrazas, un aumento, por otra parte, cuyos nuevos importes por mesa los bares habrían amortizado con los 10 ó 15 primeros clientes de la temporada que la ocuparan. Saldrían a algo más de 15 € por barba, lo cual, teniendo en cuenta los estacazos que suelen pegar en las terrazas —en muchas ocasiones, en verano, instaladas en aceras que echan fuego y bebidas que están calientes a los 5 segundos de servidas—, no me parece que tenga que consumir mucho cada uno. Pero es que, además, la subida de tasas los bares la repercutirían en los precios... sin menoscabo de la clientela, la cual, lo más habitual es que consista en personas que pagan lo que les pidan por una cerveza sólo por sentarse en una terraza, y hasta sospecho que cuanto más les pidan más satisfechos se quedan.
Pues bien, apenas habían entrado en vigor los nuevos precios, el Ayuntamiento los bajó, por unanimidad también, como los había subido, sólo que en esta ocasión, y según se vanaglorió el entonces candidato por el Upyd al Ayuntamiento, a iniciativa de este partido que no tenía entonces ningún concejal. ¡Qué monstruos los transversales!

2. Esta temporada se está viendo claramente cómo han aumentado las terrazas: bares que hasta ahora no las habían instalado lo han hecho este año por primera vez, y otros muchos que en años anteriores lo habían hecho han aumentado el número de mesas, supongo que sin muchas exigencias y rigor por parte del hasta ahora Ayuntamiento del Psoe —con una concejal de la IU en el gobierno—: "¿usted cuántas mesas quiere?"; "n, señor concejal"; "pues, venga, pase por ventanilla, pague las tasas que le señalen y ponga sus mesas"; "pero... ¡ejem!, señor concejal, ¿ni una más?"; "hoombreee... no vamos a ser tan estrictos: y, además, buen hostelero, ¿quien se va a enterar?, los vecinos no, desde luego, porque la licencia no se va exponer". El honrado hostelero hace lo que le han dicho y el concejal se queda murmurando: "y si algún vecino piensa de que se está infringiendo la ordenanza, que llame a la policía —¡que no vamos a inspeccionar de oficio!—, que levantará acta y se estudiará el caso... o no".

3. El año pasado se veía alguna que otra licencia expuesta —"visible desde el exterior", como establece la ordenanza—, bien es verdad que sin ajustarse la misma a los requisitos de la ordenanza, pero algo era. Este año, ni una: manga ancha, "así evitamos [concejal de antes] reclamaciones por parte de los sufridores vecinos, y si alguno tiene algo que decir que llame a la policía que nosotros no vamos etc. De paso, quizás así consigamos que el ciudadano interiorice la función policial".

4. Por último, aunque no es nada difícil que las cosas puedan empeorar con el nuevo y liberal gobierno, los bares de copas, que hasta ahora yo tenía entendido que eran incompatibles con las terrazas de veladores, esta temporada están instalando terrazas.

Y todo esto ¿para qué? Pues creo que para, cediendo al lobby hostelero, en nombre de la cultura de las terrazas, o séase del ruido y del botellón legal, arañar un puñado de votos en las últimas elecciones, puñado de votos que, en todo caso, no les sirvieron para evitar la apabullante victoria del Pp. ¿Y qué harán los nuevos? Yo creo que aprovecharse del desmadre de las terrazas sin atreverse a poner a los hosteleros en su sitio —¡y atentar contra su libertad!— y obligar a respetar los derechos de los vecinos, derechos tales como la tranquilidad en sus casas o el libre acceso a ellas sin tener que escurrirse, como un lenguado, entre las filas de mesas.

7/6/11

¡Ciclistas del 15-M, reivindicad!

Ayer entraron en un supermecado unos cuantos jóvenes pertenecientes (¿?), según creo que se declararon, al 15-M, quienes, cargados ellos de razón y tras cargar los carros de la compra —y nunca peor dicho lo de 'compra'— con los artículos que llevaban apuntados en listas, pretendían largarse sin pagar hasta que la autoridad competente se lo impidió, sin que al parecer tuviera mayores consecuencias la pueril travesura. Parece ser que el asunto iba de el reparto de los bienes necesarios, que están mal repartidos, dijeron.
            Pero a lo que yo en realidad voy, dado que esta absurda iconoclastia me tiene sin cuidado, es a una propuesta que entendí por la televisión que habían hecho los revolucionarios de Sol en una asamblea (¡!), consistente en reclamar mejor transporte público —algo con lo que estoy de acuerdo: ¿pero alguien podría no estarlo?— y más carriles bici. Y por esto sí que no paso. Los carriles bici, aparte de 'quitar', en sentido estricto, espacio a los peatones en las aceras, y además de la merma del espacio con infames intersecciones entre aceras y carriles, lo que están haciendo es aumentar la circulación de bicicletas... por las aceras, como ya estamos empezando a padecer en Alcorcón.
            Lo que yo les sugeriría a los indignados —los "indignados" con sus cosas, "indignados" por moda, porque yo también estoy empezando a indignarme con cosas como que a los peatones se nos esté echando de las aceras—, ya que son tan revolucionarios, es que reivindicaran la circulación de bicicletas por la calzada como su espacio natural y que obligaran a la autoridad competente a que facilitara esa circulación. Así es que venga, reivindicad la circulación de bicicletas por la calzada, y dejadnos en paz a los peatones, y ya de paso a lo mejor hasta conseguíais disminuir la circulación de coches. De momento, como no me fío nada de que hagáis lo que propongo ni estoy dispuesto a pasarme por la Puerta del Sol para unirme a asamblea ninguna, proclamo:

¡Bicicletas por las aceras, NO!

6/6/11

Añadido a Carta abierta al Presidente del gobierno

En su artículo de ayer en El País titulado Coraje, que me plugo mucho leer, expresaba el gran Manuel Vicent su deseo de que el Presidente del gobierno, —"hoy brutalmente vilipendiado por la oposición", bueno, en realidad, por el partido que ya se sabe—, "Como esos jugadores de póquer que al filo de la madrugada, dándolo ya todo por perdido, envidan su resto a la desesperada sin ver las cartas" —¡magnífica expresión!— llevara a cabo dos medidas antes de despedirse de la Moncloa: una la de denuncia de los acuerdos del Estado español con el vaticano "y reducir a la nada [los] inmerecidos y abusivos privilegios [de la iglesia]", y la otra, "sacar urgentemente los despojos de Franco y de José Antonio de sus tumbas, entregarlos a sus familiares, sanear políticamente el Valle de los Caídos y convertirlo en un museo o parque temático".
           La primera medida ya la proponía yo en mi Carta... La segunda, salvo lo del "parque temático", clase de instalaciones que no me gustan nada, la suscribo.

5/6/11

¿155?

La Banca, en su proceso de destrucción de empleo, hace mucho que, como se sabe, implantó la tecnología de los cajeros. Utilice nuestros cajeros es su lema, aunque deberían añadir: si tiene usted suerte y funcionan. ¿Cuántos puestos de trabajo se habrán destruido? ¿Alguien me podrá echar las cuentas? ¿Y para qué? Pues está bien claro: para engorde de la cuenta de resultados de las empresas bancarias.
           En ese proceso de uso de los cajeros y disminución paulatina de plantilla se sacaron hace unos pocos años la norma de que para cantidades menores de 600 euros había que utilizar el cajero. Entonces, si uno quiere sacar 155 euros de su cuenta —¡qué cifra tan ingeniosa!— se tiene que ir a un cajero, pero estos sólo dispensan billetes de 20 y de 50. ¿Cómo, pues, se las habrán arreglado quienes, siguiendo la sugerencia de los indignados, pretendieran el otro día sacar 155 euros de su banco? Medida, por cierto, de la que no se tiene noticias que haya hecho tambalearse el sistema bancario.