3/12/09

No cuela

Anti-noticias (1)

Siguen los mass media haciendo su agosto con el caso del joven de Tenerife, dándose golpes de pecho por haber vapuleado a un inocente, o séase justificando por el revés —à rebours— el vapuleo cuando el detenido resulta culpable. Es decir, el mal, parecen o quieren entender o quieren hacer creer, no está en el vapuleo en sí, incluidos los berreantes a las puertas de la comisaría, sino en que el vapuleado era inocente.
      En esta trampa parece haber caído la propia víctima de la paliza, quien ha declarado que lo trataron como a un terrorista. Pero es que como lo trataron a él no se puede tratar a nadie. A nadie.
      En cuanto a la actuación de la policía, en lo que al hecho estricto de la detención se refiere, supongo que sería la consecuencia obligada del aviso de esa especie de terminales policíacos en que las clínicas parecen haberse convertido, ignoro si obligadas por la ley o no.
      De modo que menos golpes de pecho por parte de los medios y más abstenerse de dar tres cuartos al pregonero cada vez que vean carnaza en una detención. Pero esa abstención, que la practiquen sin decirlo, sino simplemente haciéndolo: más que nada por aquello de que "no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha".
   Quizás tampoco estuviera mal que se impidieran esas manifestaciones espontáneas de gente-de-bien a las puertas de las comisarías o de los juzgados.
      Y ya, por seguir con el evangelio, recuerdo el pasaje en el que Jesucristo se enfrenta a quienes pretenden apedrear a la adúltera, y lo hace sabiendo, o creyendo saber, que para el caso es lo mismo, que es culpable.

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