27/8/08

No pasa nada

Imitando a Escarlata O’Hara cuando juraba
no volver a pasar hambre, yo también juré el año pasado no volver a comprar el periódico en agosto, y así lo he cumplido hasta ahora. Pero se me ha presentado un problema un tanto absurdo: resulta que, como la mayor utilidad que le saco a la prensa es la de poner unas hojas en el suelo cuando frío, pues que se me han agotado las existencias y me voy a tener que procurar unos plásticos o semejantes para evitar las manchas de los salpicones del aceite. Porque comprar el periódico aunque sólo sea un día... pues como que no merece la pena romper la promesa. Pero es que, además, estoy empezando a descubrir que sin periódico se vive mejor. Como también sospecho que no es que los periódicos adelgacen en verano porque se "produzcan” (como dicen los locutores) menos noticias o, mejor dicho, no es sólo eso, sino también, y al mismo tiempo, su revés: que se producen menos noticias porque la fábrica, a pesar de los colaboradores temporeros, funciona a media máquina. Hay otro factor adelgazante, el de la caída de la publicidad, y que, visto del otro lado, revela la cantidad de publicidad (el verdadero negocio de la prensa, suculento en muchos casos, sostenido gracias a las noticias. Y si no, ahí está como prueba el fenómeno de los últimos años de los periódicos llamados gratuitos) que nos colocan habitualmente en un periódico. Y en estas condiciones me digo que nada me va a pasar aunque no me entere de lo que pasa.

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