21/5/09

"Todo necio / confunde valor y precio"

Es uno de los 'Proverbios' más conocidos de Machado, y me lo ha traído a la memoria una polémica surgida en algunos de estos blogs sobre el valor de lo que aquí se publica, que yo desde luego lo veo muy efímero, valor que nada tiene que ver con el esfuerzo que a uno le haya costado escribir. Es un error y una estupidez deducir la bondad de un texto, u otra obra, en general, del hecho de que a quien lo haya parido le haya supuesto un gran esfuerzo. Una relación viscosa, ciertamente, la de 'esforzado' = 'valioso'.
        Esto me recuerda esa doctrina, más común de lo que se pueda pensar, sobre todo en los deportes (ahí tenemos a los escaladores, como ejemplo paradigmático, quienes deben de estar convencidos de que cuanto más alto es el pico al que se suben, y mayor, por tanto, el padecimiento, más hacen por la Gran Causa de la Humanidad), en las religiones (¡el Cristianismo triunfante, con su Cristo sufriente como prueba de verdad! Pero, "¡No puedo cantar, ni quiero / a ese Jesús del madero, / [...]"), en las ideologías políticas (las Revoluciones, con sus víctimas necesarias, o, más modernamente, el Progreso, con, también, sus necesarias víctimas), cuyo principal dogma se podría resumir en algo así como: "Sufro, luego es bueno".
        Otra manifestación de la confusión entre precio y valor, o esfuerzo y valía, es la que se da en los restaurantes, en los que, aun a riesgo de simplificar, se puede decir, no en aquellos que pudiéramos llamar de diario, en los que el cliente probablemente acuda en la mayoría de los casos por necesidades de su jornada laboral u otra circunstancia que lo obligue a comer fuera de casa, pero sí en los de lujo, a los que acuden adinerados requeridos por el cumplimiento de compromisos o aficionados a la gastronomía, incluso a la "cultura gastronómica", para más inri.
        En esos restaurantes, y en las ocasiones que he señalado, la norma es, norma inconsciente pero norma, alojada en algún lugar de la conciencia, cuanto más caro, mejor. Mejor será lo que uno coma, aunque le pongan una mierda pinchada en un palo en medio de un plato como una plaza de toros de grande. Porque a ver, si pago un precio caro ¿cómo no va a ser bueno lo que me como? Y mejor aun si encima tengo que presumir ante invitados de que la invitación me ha costado un pastón.
        Según escribía lo anterior se me ocurría otro ejemplo —serán infinitos—, que es el de la relación entre una nación y sus mártires: más grande se aparecerá ésta ante los patriotas y otras naciones, cuanto más sea la sangre sobre la que se sustente. Paradigma moderno de esto, el Estado de Israel, que hace valer a la menor ocasión los millones de muertos de los crímenes nazis, no faltando nunca quien esté dispuesto a conceder que "sufrieron mucho, luego tienen razón".

No hay comentarios: