1/4/09

Preposiciones

Me cachondeaba en mi último 'breve' de la ambigüedad del titular de un periódico, ambigüedad absurda e innecesaria y en modo alguno achacable a las prisas de la redacción ni a la impericia del redactor, teniendo en cuenta que se trataba del titular principal de la primera página y que, por lo tanto, y sin conocer yo el funcionamiento interno de un periódico, es de suponer que está sujeto a revisión, incluso a acuerdo entre alguna clase de consejo de redacción.
      El fallo más bien habría que cargarlo en la cuenta de la pérdida paulatina de la calidad del lenguaje, o del lenguaje periodístico en este caso, pérdida que, más concretamente, podríamos llamar el desastre preposicional, consistente en un mal uso de las preposiciones. En el caso del titular comentado habría bastado para no incurrir en la ambigüedad ridícula con haber usado la preposición ‘de’ en vez de ‘para’.
      Pero, por si el frecuente mal uso de las preposiciones no fuera suficiente, en los últimos años he tenido que asistir a la incorporación al castellano, en una mezcla de esnobismo e ignorancia supina de lo más irritante, de una ¡nueva! preposición: me refiero a ‘versus’ (escrita a veces en abreviatura, ‘vs.’, para más inri). Los ignorantes —no necesariamente poco leídos, y hasta puede que en muchos casos sean muy leídos y escribidos— que tal uso hacen deben de sentirse encantados por el latín de la palabra.
      Y, en efecto, del latín viene, sólo que en éste tiene el significado de ‘hacia’. También podría proceder el uso del inglés, que, al parecer, la tiene incorporada como preposición, en ese idioma sí con el significado de ‘contra’.
      La palabreja no es que sea nueva, ni mucho menos, pues lleva muchos años usándose por parte de escribidores mal-leídos, periodistas y otros así. Sin embargo, mi irritación ha subido de tono desde que en los últimos meses, no se por qué, es raro el día o rara la semana en que no aparece en el título de algún blog, que ya sólo por eso me niego a leer; como me niego también a leer aquellos cuyo texto aparece en mayúsculas —menos gritos, Milagritos—.

P. D. Otra agresión lingüística, ésta más reciente, que me revienta aún más si cabe, es la del tipo: ‘Habían [sic por el plural] muchas personas’, con que parlas profesionales, pero también gente del común, que se deben de creer el colmo de la corrección, me atormentan cada vez que se la leo u oigo —¿cómo es posible que no les resulte horrísono?—. Pero dejemos este comentario aparte (“a parte”, escriben ahora mucho), para otra ocasión.

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