Con los recientes cambios dEL PAÍS,
el diario no ha hecho sino ponerse a tono con lo que, ya desde hace algunos años, se lleva en la prensa: colorines, foto de los colaboradores, negrita por doquier, letra pequeña, epígrafes en minúsculas (¡en contra de su propio libro de estilo!), espacio reducido para las cartas de los lectores, mini-editorial ligerito (sin perjuicio de los ladrillos de costumbre), etc. Es decir, que se parece más a los otros diarios.
Sin embargo, la verdadera campanada la habría dado si hubiera renunciado a los anuncios de prostitución. Esto sí que habría sido un gran cambio: ahí es nada, el diario EL PAÍS, con un par, abriendo camino en una cuestión tan importante, renunciando a unos suculentos ingresos del negocio principal de la prensa (la publicidad). Comprendo que no es fácil renunciar a semejante momio, arriesgándose, no creo exagerar, a poner en peligro la existencia del periódico sólo para no contribuir al sostenimiento de la prostitución, pero el diario ha perdido una magnífica ocasión de mejorar.
Sin embargo, la verdadera campanada la habría dado si hubiera renunciado a los anuncios de prostitución. Esto sí que habría sido un gran cambio: ahí es nada, el diario EL PAÍS, con un par, abriendo camino en una cuestión tan importante, renunciando a unos suculentos ingresos del negocio principal de la prensa (la publicidad). Comprendo que no es fácil renunciar a semejante momio, arriesgándose, no creo exagerar, a poner en peligro la existencia del periódico sólo para no contribuir al sostenimiento de la prostitución, pero el diario ha perdido una magnífica ocasión de mejorar.
1 comentario:
Te ahorrarías muchos disgustos si compraras la edición nacional, no la de Madrid o la de cualquier otra ciudad que la tenga, porque casi no tiene anuncios (apenas media página).
Firmado: Sergio. Uno caído aquí de casualidad, pero prometo seguirte, me está encantando.
Publicar un comentario