«A través de la distancia entre nuestros planetas, me llegan ecos de las fechas de vuestro calendario —aparte de que alguna memoria me debe de quedar de mi época terrícola— y me entero de que estáis en pleno furor de regalos: abarrotando tiendas e hiperalmacenes.
Pues bien, lo que os quería decir es que ¡¡¡no regaléis!!! Así, como suena: ¡no hagáis regalos, por Dios! ¿Que eso os puede costar muy caro en lo que se refiere a disgustos familiares y con las amistades? Sí... de acuerdo... Pero eso sólo será al principio. Y a cambio no tendréis que andar buscando regalitos para nadie y, sobre todo, no contribuiréis a la afirmación del sistema del dinero que domina en vuestro mundo. Lo peor, en todo caso, que os puede pasar es que os tengan por excéntricos y aguafiestas, pero también puede ocurrir que a la larga el grupo, mínimo al principio, vaya aumentando y aumentando... hasta que quizás ponga en riesgo y haga saltar por los aires el régimen del dinero que padecéis.
Una de las principales razones por las que emigré a este planeta, norabuena, fue porque empecé a sufrir acosos, amenazas e incordios de los esbirros del capital como sospechoso de ser el organizador de una especie de pacífica célula que proclamaba estar contra el regalo.
Pero, como digo, esta fue una de las razones; ya os iré contando...
Saludos ragulitas.»
Pues bien, lo que os quería decir es que ¡¡¡no regaléis!!! Así, como suena: ¡no hagáis regalos, por Dios! ¿Que eso os puede costar muy caro en lo que se refiere a disgustos familiares y con las amistades? Sí... de acuerdo... Pero eso sólo será al principio. Y a cambio no tendréis que andar buscando regalitos para nadie y, sobre todo, no contribuiréis a la afirmación del sistema del dinero que domina en vuestro mundo. Lo peor, en todo caso, que os puede pasar es que os tengan por excéntricos y aguafiestas, pero también puede ocurrir que a la larga el grupo, mínimo al principio, vaya aumentando y aumentando... hasta que quizás ponga en riesgo y haga saltar por los aires el régimen del dinero que padecéis.
Una de las principales razones por las que emigré a este planeta, norabuena, fue porque empecé a sufrir acosos, amenazas e incordios de los esbirros del capital como sospechoso de ser el organizador de una especie de pacífica célula que proclamaba estar contra el regalo.
Pero, como digo, esta fue una de las razones; ya os iré contando...
Saludos ragulitas.»
Fin de la transcripción.
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