A veces la necedad de muchos le puede a uno proporcionar una alegría. En efecto, eso es lo que me he llevado al enterarme de que la Hacienda Pública se va a ahorrar repartir unos 106 millones del último sorteo de lotería —dinero que, de una forma o de otra, se supone que nos ahorraremos entre todos— al no haber sido vendido, sino en una mínima parte, el número del primer premio.
La razón de esto ha sido que el despacho de lotería al que habían consignado el número lo devolvió por falta de venta al ser un número "feo".
¡Ojalá que esta estupidez, entre otras, de números feos y bonitos, tan común en muchos aficionados a la lotería, nos siga dando premios a quienes no jugamos!
La razón de esto ha sido que el despacho de lotería al que habían consignado el número lo devolvió por falta de venta al ser un número "feo".
¡Ojalá que esta estupidez, entre otras, de números feos y bonitos, tan común en muchos aficionados a la lotería, nos siga dando premios a quienes no jugamos!
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