23/12/09

¿Juego de azar?

Se meten en un bombo 85.000 bolitas, numeradas del 1 al 85.000. En otro bombo, si no he calculado mal, otras 1.787 bolitas, cada una con el importe de un premio. Se hacen girar los dos bombos. La mano inocente de niños antes de que les empiece a cambiar la voz, enfocados por las cámaras hasta la campanilla y vigilados por una mesa compuesta de adultos y adultas muy serios, va haciendo extracciones de un bombo y del otro: número/premio, número/premio, etc., así hasta la última bola del bombo de los premios. ¿No es esto azar? Pues así parece.
        Pero hay otros factores que intervienen, según asegura el vulgo: números bonitos y feos, altos y bajos; administraciones donde toca más que en otras; lugares donde ha habido alguna catástrofe y en los que la fortuna dispone que toque para compensar; visionarios que han visto el número gordo; los niños de las bolitas que, expertos en el oficio, claro, dicen que este año va a terminar en no se qué; números que representan la fecha del nacimiento o del bodorrio de no se quién... Pero, espere un momento, por favor, que enseguida vuelvo... Ya: es que he tenido que dejar de teclear para echarme unas carcajadas con todas esas idioteces.
        ¡Y que esto ocurra en la era de la ciencia! ¡Que convivan, tranquilamente, la más acendrada fe en la ciencia con todas esas gilipolleces! A ver si va a resultar que la ciencia es también una cuestión de fe y de superstición... Y encima en un juego promovido por el Estado, como se quejaba el otro día el Sebas en un dialoguito que transcribí.

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