Estaba Jonás profeta
a malas con su mujer;
pidió ayuda a Jehová,
quien le quiso socorrer.
Como es costumbre de dioses
en sueño a Jonás habló:
"Vete a Nínive, profeta.
Predica en nombre de Dios".
Vio al punto Jonás la ocasión
de poner tierra por medio,
pero no a donde Dios lo envió
sino a Tarsis embarcó.
Se cuscó Yavé del truco
del profeta y ordenó
tal tempestad que dizque
pa envidia de Neptuno fue.
Entra la marinería en pánico
y pescuda que el hebreo
de su dios huyendo iba:
de la tormenta es culpable.
Tiran al impío al agua:
¡que la tempestad se calme!
Que ballena se lo trague
hace Yavé pa'ayudarle.
Ruega Jonás a su dios,
quien decide liberarle:
en la arena de una playa
el gran pez vomita el lastre.
Manda otra vez el Yavé
a Jonás que se levante
y cumpla con el mandato
que una vez hubo de darle.
"Vete a Nínive, insisto,
y anuncia su destrucción".
Esta vez Jonás lo cumple
y a la ciudad se marchó.
Nínive el aviso oyó
y tras hacer penitencia
Yavé olvidó la amenaza
y al pueblo lo perdonó.
Mas Jonás, enfurecido,
con el Yavé se encaró:
«Aviso en tu nombre, Señor,
de un próximo Armagedón.
»Me curro bien tu amenaza,
hago que sientan temor
y por mor de misericordia
el Señor los perdonó».
«No te estrepites, Paloma*.
¿No iba yo a tener piedad
de quien tras arrepentirse,
son miles de almas, me adora?»
No se sabe qué hizo Jonás
porque el libro no lo cuenta
pero si Tarsis es Cádiz**
quizás no volvió a su tierra
y a Tarsis por fin se fue
sin encargos de amenazas,
disfrutando como un guiri
de mar, de sol y de playa.
* Por lo visto, en hebreo, 'Yōnā' = 'paloma'.
** Hay quien así lo asegura.
a malas con su mujer;
pidió ayuda a Jehová,
quien le quiso socorrer.
Como es costumbre de dioses
en sueño a Jonás habló:
"Vete a Nínive, profeta.
Predica en nombre de Dios".
Vio al punto Jonás la ocasión
de poner tierra por medio,
pero no a donde Dios lo envió
sino a Tarsis embarcó.
Se cuscó Yavé del truco
del profeta y ordenó
tal tempestad que dizque
pa envidia de Neptuno fue.
Entra la marinería en pánico
y pescuda que el hebreo
de su dios huyendo iba:
de la tormenta es culpable.
Tiran al impío al agua:
¡que la tempestad se calme!
Que ballena se lo trague
hace Yavé pa'ayudarle.
Ruega Jonás a su dios,
quien decide liberarle:
en la arena de una playa
el gran pez vomita el lastre.
Manda otra vez el Yavé
a Jonás que se levante
y cumpla con el mandato
que una vez hubo de darle.
"Vete a Nínive, insisto,
y anuncia su destrucción".
Esta vez Jonás lo cumple
y a la ciudad se marchó.
Nínive el aviso oyó
y tras hacer penitencia
Yavé olvidó la amenaza
y al pueblo lo perdonó.
Mas Jonás, enfurecido,
con el Yavé se encaró:
«Aviso en tu nombre, Señor,
de un próximo Armagedón.
»Me curro bien tu amenaza,
hago que sientan temor
y por mor de misericordia
el Señor los perdonó».
«No te estrepites, Paloma*.
¿No iba yo a tener piedad
de quien tras arrepentirse,
son miles de almas, me adora?»
No se sabe qué hizo Jonás
porque el libro no lo cuenta
pero si Tarsis es Cádiz**
quizás no volvió a su tierra
y a Tarsis por fin se fue
sin encargos de amenazas,
disfrutando como un guiri
de mar, de sol y de playa.
* Por lo visto, en hebreo, 'Yōnā' = 'paloma'.
** Hay quien así lo asegura.
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