La confusión entre Lía
y Raquel, esbelta y hermosa,
dice, atenta, una lectora
de mi muy atrevida glosa,
¡tan difícil no sería!
Hay antecedente familiar
de algún error semejante:
la bendición a Jacobo,
(sigue mi comunicante)
que suplantó ante Isaac
a su hermano Esaú velloso.
No es lo mismo, digo yo:
siendo el padre Isaac ciego
y los hermanos gemelos,
las manos de Jacob palpó
para ver si eran velludas,
y por arte de Rebeca
—madre—
eso es lo que resultó.
¡Sí, claro! Pero repito:
no es lo mismo, digo yo,
porque aun estando a obscuras
en cama Jacob con Lía
no habría lugar a engaño
porque algo más que las manos,
cierto que el Jacob a la
impostora palparía.
y Raquel, esbelta y hermosa,
dice, atenta, una lectora
de mi muy atrevida glosa,
¡tan difícil no sería!
Hay antecedente familiar
de algún error semejante:
la bendición a Jacobo,
(sigue mi comunicante)
que suplantó ante Isaac
a su hermano Esaú velloso.
No es lo mismo, digo yo:
siendo el padre Isaac ciego
y los hermanos gemelos,
las manos de Jacob palpó
para ver si eran velludas,
y por arte de Rebeca
—madre—
eso es lo que resultó.
¡Sí, claro! Pero repito:
no es lo mismo, digo yo,
porque aun estando a obscuras
en cama Jacob con Lía
no habría lugar a engaño
porque algo más que las manos,
cierto que el Jacob a la
impostora palparía.
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