Parece ser que el pepino no es el causante, de modo que: ¡enhorabuena a los pepineros!, pero entonces el problema es que el 'culpable', como dicen los periodistas, anda suelto.
[Clasificado en categoría Breves con número XIX]
Articulillos y nótulas. Piezas sueltas. Meditamientos y senticiones.
● Es físicamente imposible hacer bien los carriles-bici, así que usted no es responsable de que salgan mal: usted lo ha hecho lo mejor que ha podido; y, desde luego, nadie habría podido hacerlos mejor. En definitiva, usted no tiene la culpa de que el “carril-bici” sea un concepto absurdo y peligroso producto de una ideología delirante que ha convertido los problemas de sostenibilidad y movilidad urbana en una farsa. Al fin y al cabo, la política es un servicio público, y si los electores a los que usted sirve están locos, pues su deber es atender a su locura.
● Aunque usted sepa que los carriles-bici que ha hecho son mierda, el público a quien usted se dirige no lo sabe: por un lado, la mayor parte del público seguramente ni siquiera ha prestado atención al carril-bici, no tiene intención de utilizarlo, y simplemente quiere oir hablar de sus “logros”, incluso aunque no le importen; por otro lado, el público que sí lo ha visto cree que esa mierda que usted ha hecho es “lo normal”, lo que se hace en Uropa, una señal de progreso, algo de lo que se puede estar orgulloso. En consecuencia, cualquier idiotez que usted diga alabando los carriles-bici encontrará siempre un aplauso en alguna parte del público.
● Aunque no existiese necesidad o demanda social para los carriles-bici, la gente no lo sabe: la gente cree que “otros” quieren el carril-bici; así que basta que usted diga que la construcción de la carril-mierda obedece a una demanda social para que en la opinión pública de su clientela política esa demanda ficticia se convierta en real: sus propias declaraciones como político crean la demanda ¿qué más poder puede pedir usted?Si usted está en la Oposición y no es completamente estúpido, usted no podrá evitar darse cuenta de que, aunque los carriles-bici que ha construido el Ayuntamiento reinante son mierda impresentable y peligrosa para la que no existía ni necesidad ni demanda social, en realidad el Ayuntamiento los ha construido para beneficiarse políticamente de una dinámica política y social delirante, y usted no habría actuado de forma distinta. En ese caso, es posible que usted tenga reparos éticos, o simplemente sienta una muy comprensible vergüenza, ante la idea de subirse al carro para beneficiarse políticamente de semejante delirio colectivo; usted debe liberarse de esas reticencias tan perjudiciales para su rendimiento político, y para ello hay algunos puntos que usted puede recordar:
● Es físicamente imposible hacer bien los carriles-bici, y usted difícilmente podría hacerlos peor que el Ayuntamiento reinante, así que todo se reduce a quien es el que los hace, aunque sea mal. En definitiva, usted no tiene la culpa de que el “carril-bici” sea un concepto absurdo y peligroso producto de una ideología delirante que ha convertido los problemas de sostenibilidad y movilidad urbana en una farsa. Al fin y al cabo, la política es un servicio público, y si los electores a los que usted sirve están locos, pues su deber es atender a su locura.
● Aunque usted sepa que los carriles-bici que podría hacer son mierda, el público a quien usted se dirige no lo sabe: por un lado, la mayor parte del público seguramente nunca va a utilizar la bici ni el carril-bici, y simplemente quiere ver que “se está haciendo algo”; por otro lado, el público que sí utilizará el carril-bici cree que esa mierda que usted va a hacer es “lo normal”, lo que se hace en Uropa, una señal de progreso, algo de lo que se puede estar orgulloso. En consecuencia, cualquier idiotez que usted diga alabando los carriles-bici encontrará siempre un aplauso en alguna parte del público.
● Aunque no existiese necesidad o demanda social para los carriles-bici, la gente no lo sabe: la gente cree que “otros” quieren el carril-bici; si usted se opone a esa percepción, usted será tachado de “retrógrado” y sus posibilidades de llegar a la alcaldía disminuirán en consecuencia.En resumen, y como decíamos al principio, aparque usted sus escrúpulos morales y su sentido del ridículo: son incompatibles con cualquier política carrilbicista.
● Los carriles-bici que hay o se están construyendo son pocos.
● Los carriles-bici construidos están mal hechos (sólo los construidos por su oponente: los construidos por su partido en alguna legislatura anterior deben considerarse correctos o, si tienen defectos, estos serán causados por la falta de mantenimiento del Ayuntamiento reinante).
● La política de construcción de carriles-bici es demasiado lenta.
● Nosotros (El Partido X-Oposición) haríamos más y los haríamos mejor y más rápidamente.En esta labor, usted puede también organizar sesiones fotográficas o “paseos por el carril-bici” para demostrar la existencia de “puntos negros” en el trazado del carril-bici. Encontrar esos “puntos negros” es sencillo: usted puede escoger un punto al azar del carril-bici y la probabilidad es del 95% de que allí habrá un punto negro.
● Si la crítica viene de un grupo político más a la derecha que el suyo, usted lo tiene fácil: basta con acusarles de “reaccionarios”.
● Si la crítica viene de un grupo político más a la izquierda y “pro-gresista” (al menos nominalmente) que el suyo, usted puede emplear la ironía, acusándoles de incoherencia y utilizando su oposición al carril-bici como demostración de que en realidad ni son progresistas ni defienden intereses de los “grupos más vulnerables” ni los valores del futuro (ya sabe: sostenibilidá, ecología, solidaridá, etc.).
● Si la crítica viene de un grupo social independiente (como una asociación de comerciantes, de vecinos o de peatones), usted puede mostrarse condescendiente diciendo que no entienden la iniciativa, o acusarles de defender sus intereses corporativos por encima de “el bien común”, o simplemente insinuar que se oponen al carril-bici por otros intereses (probablemente porque están al servicio del partido opositor).
● Si la crítica viene (por inverosímil que parezca) de un colectivo ciclista, usted puede utilizar los mismos eslóganes descalificadores que para un grupo social general (ver más arriba), y además acusarles de ser unos elitistas que, como no necesitan los carriles-bici, no se preocupan de las necesidades de los ciclistas “normales” y no están realmente interesados, como usted, en “que todo el mundo pueda ir en bici”.