El lunes pasado salió un tipo en la última de un periódico desayunando con el periodista —desayuno a 15,40 euros por barba—.
El motivo del encuentro es que al tipo en cuestión, quien por lo visto es famoso como paracaidista, pero a quien no tengo el gusto, se le ha ocurrido la gilipollez de tirarse desde la estratosfera —con paracaídas, me parece—. ¿Y por qué se le ha ocurrido la grandiosa idea? Pues porque, según él, "El mundo necesita un mensaje de superación".
¡Vaya por Dios! Y uno que creía que el mundo actual, si se distingue por algo es por la competición a todas horas y con motivo de lo que sea. Pues parece que no es suficiente: hay que tirarse en paracaídas desde lo más alto.
El motivo del encuentro es que al tipo en cuestión, quien por lo visto es famoso como paracaidista, pero a quien no tengo el gusto, se le ha ocurrido la gilipollez de tirarse desde la estratosfera —con paracaídas, me parece—. ¿Y por qué se le ha ocurrido la grandiosa idea? Pues porque, según él, "El mundo necesita un mensaje de superación".
¡Vaya por Dios! Y uno que creía que el mundo actual, si se distingue por algo es por la competición a todas horas y con motivo de lo que sea. Pues parece que no es suficiente: hay que tirarse en paracaídas desde lo más alto.
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