Mientras dormitaba en el sillón
he oído un cierto revuelo de tertulianos y locutores porque, por lo visto, el Gobierno, a pesar de la tan mentada Crisis (de la que el Capital, organismo vivo, tras dejar por el camino innumerables víctimas colaterales en forma de parados, préstamos ruinosos, etc., no se va a ir al garete sino que, todo lo contrario, saldrá más fuerte —como en aquellas crisis de crecimiento en las que entrábamos cuando éramos niños—. Por otra parte, el Estado, delatándose como lo que es, como la otra cara del Capital, suministrará a éste grandes cucharadas de Dinero —ahí está el Emperador del Norte marcando la pauta—, con el bienintencionado fin primero de salir en ayuda de los más necesitados, pero con el último de salvar al Sistema), decía que al Gobierno no se le ha ocurrido otra cosa que subirle el sueldo al Rey y a su familia. Pero como no hay mal que para bien no venga, improbable lector de este desdichado blog, he aquí que esto puede suponer puntos en contra de la Monarquía, institución que, más tarde o más pronto, aunque que creo que más bien tarde que pronto, y a pesar de lo que crean en palacio y de la actitud babeante de (¿toda?) la prensa y la televisión, terminará por desaparecer. De modo que vaya lo uno por lo otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario