Pues que no diquelo lo de morirse:
porquë es que no puede ser el que haya
una máquina sin una sola falla
que no permita forma de escurrirse.
Tampoco parece poca cosa
el ángel de las cuentas encargao:
paice que nunca mire pa otro lao
y nunca, infalible, se le va la olla.
Pero, ¿sabes?, quizás alguna vez
el Ser que se es se olvide de nosotros,
el tinglado caiga y el mecanismo pete.
Y entonces, lo de "olvidados de Dios",
que se dice como seña de desgracia,
podrá tener hasta su propia gracia.
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