En un comentario a su propio blog el comunicador-alcalde-diputado don David Pérez contesta, entre otras cosas, a otro comentarista, autodenominado propietario ES, a propósito de que, por lo visto, al alcalde no le gusta el seudónimo de su comunicante, algo así como si le hiciera ascos a 'la propiedad', como si le pareciera materialista, otra cosa sería si se llamara Solidario, añade don David, entonces "pues ya sí [... le interesaría] la visión de la vida" —cursiva mía— que tuviera su comunicante, pero llamándose propietario... Pero bien, contesta don David, decía, que: "Poseer no da la felicidad ni la dignidad, sino el ser". O séase que poseer da el ser.
Ya sé que nuestro alcalde se ha debido de hacer la p... ropiedad un lío con la gramática, con la c. adversativa, pero mucho me temo que ha sido por lapsus, en el sentido estricto del término, es decir en el sentido de que en el error de la expresión ha revelado lo que realmente piensa respecto a la propiedad: que en ésta está el ser de un hombre; nada extraordinario por otra parte en quien es un elemento destacado de la derecha —destacada será una persona que es alcalde de una ciudad de 167.000 habitantes, diputado autonómico y hasta hace poco portavoz de su partido en la asamblea regional: al menos un militante de base no se puede decir que sea—.
Pero lo curioso del lapsus es que don David, diciendo lo contrario de lo que quería decir, dice verdad, porque verdad es que la propiedad es el ser, algo que ya se barruntaba y temía el pacífico Jesús de Nazaret cuando soltó aquello de (Mat. 6, 21): "Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón".
Ya sé que nuestro alcalde se ha debido de hacer la p... ropiedad un lío con la gramática, con la c. adversativa, pero mucho me temo que ha sido por lapsus, en el sentido estricto del término, es decir en el sentido de que en el error de la expresión ha revelado lo que realmente piensa respecto a la propiedad: que en ésta está el ser de un hombre; nada extraordinario por otra parte en quien es un elemento destacado de la derecha —destacada será una persona que es alcalde de una ciudad de 167.000 habitantes, diputado autonómico y hasta hace poco portavoz de su partido en la asamblea regional: al menos un militante de base no se puede decir que sea—.
Pero lo curioso del lapsus es que don David, diciendo lo contrario de lo que quería decir, dice verdad, porque verdad es que la propiedad es el ser, algo que ya se barruntaba y temía el pacífico Jesús de Nazaret cuando soltó aquello de (Mat. 6, 21): "Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón".