21/2/11

DGT: ¡que te zurzan!

La Dirección General de Tráfico (puede que la Dirección más importante entre todas las de la burocracia del estado —que serán unas cuantas—, dado el papel tan esencial de éste de ordenar algo de tanta enjundia como es el tráfico de, a su vez, algo de tanta importancia para el estado como los automóviles), más conocida como Degeté, podía haberse circunscrito, para la ordenación, otra más, a una medida tan razonable como la limitación a 30 km/h de la velocidad automovilística en ciudad. Velocidad máxima, por otra parte, que no tendría que impedir que en algunas zonas o calles fuera incluso inferior. Aparte de otros beneficios, uno que me parece claro de esta medida es el facilitar mucho la circulación de bicicletas por la calzada.
       Pero no. Insatisfechos con hacer las cosas bien y como si estuvieran pidiendo perdón a los coches por tal limitación y quizás tratando de compensarles, la han tenido que fastidiar y van a disponer que las bicicletas puedan circular por las aceras —en teoría por las de más de tres metros de ancho. De hecho, por cualquier acera—. Otra vuelta de tuerca en contra del peatón. Otro incordio más en contra de él, que verá asaltado, violado, usurpado lo que tendría que ser su territorio sagrado, territorio en el que el peatón tiene que ser señor.
       Por muy bien que intenten regular la circulación de las bicis por las aceras, y aun en el mejor de los casos en que las normas se cumplan, será un riesgo y una molestia para el peatón. Me pregunto, por ejemplo, y es sólo eso: un ejemplo de los muchos que se podrían poner, qué puede ocurrir en las esquinas, en las que te puede salir una bicicleta por un lado. (A mí hace unos años, creo que ya lo he contado en otra ocasión, me salió un mamarracho en moto por la acera al ir yo a dar la vuelta a una esquina: ¿que no es lo mismo una moto que una bici? De acuerdo, pero también estas pueden hacer mucho daño y pueden asustar de muerte).
       En Alcorcón han construido hace poco, de hecho creo que no han terminado aún, un carril-bici —acera-bici— monísimo, quitando terreno a las aceras, de diseño modernísimo, que apenas nadie utiliza (los domingos por la mañana, y poco más, algunas familias que pedalean unidas), no por nada sino porque apenas si hay afición y mucho menos aún como medio de transporte, a pesar de lo que el Ayuntamiento diga de integrar la bicicleta en la circulación y bla, bla, bla. Y menos mal que apenas hay bicicletas, porque esto será lo único que nos ponga a salvo a los peatones del disparate que, al parecer, está a punto de cometer la susodicha Degeté. Me adelanto a posibles justificaciones —ahórrense comentarios en este sentido—: en los países denuestroentorno ya se hace. Me la bufa semejante atentado contra el peatón, aunque ya se perpetre, si así es, en esos países.

¡LAS ACERAS PARA LOS PEATONES!

No hay comentarios: